domingo, 4 de julio de 2021

COMENTARIO SOBRE: "POCAHONTAS" DEFIENDE CAUSA INDIGENA EN EL PERU


Hola amigo Ricardo:  (publicado el 12 de junio de 2009)

Indudablemente, hay mucho por conversar sobre este polémico tema. Te envío mis apreciaciones personales, esperando coincidir en algunas y discrepar en otras; lo importante es compartirlas con nuestros compatriotas.

Ante todo, mis felicitaciones por tus interesantes y provocadoras valoraciones.

En primer lugar, como cualquier peruano responsable, anhelo ver algún día un verdadero cambio en nuestro país, que beneficie a miles de familias sumidas en la extrema pobreza y promueva el desarrollo social de nuestros pueblos, en busca de su grandeza y bienestar.

Si bien es cierto que en los últimos años el Perú se ha convertido en la “vedette” de Latinoamérica gracias a un notable fenómeno económico, este crecimiento debería representar una verdadera esperanza para millones de peruanos, incluidos nosotros. Asimismo, es evidente que el país necesita de grandes inversiones para superar su atraso y subdesarrollo, y aspirar a convertirse en la futura "India de América", siempre que nuestra debilitada clase política asuma con seriedad y compromiso este enorme reto social.

No se trata de implementar medidas políticas y económicas al azar, guiadas por la suerte o la intuición, sino de diseñar e impulsar proyectos estratégicos de desarrollo, construidos de manera concertada con todos los actores sociales del país. Si existieran estos planes, deberían estar plenamente internalizados por todos los peruanos, para que se conviertan en motores de movilización social a corto, mediano y largo plazo. Algo similar a lo ocurrido en nuestro vecino del sur, Chile, que viene ejecutando de forma consistente su proyecto de convertirse en la primera potencia de Sudamérica.

Por ello, los peruanos deberíamos sentir satisfacción cuando inversionistas de diversas partes del mundo muestran interés en nuestro país: por sus riquezas naturales, por el potencial de la agroexportación, por el crecimiento del comercio, o por el mejoramiento de su infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria. No obstante, es fundamental que los acuerdos económicos que se suscriban —incluidos los TLC— sean favorables para el Perú, y que además se comuniquen ampliamente para que los pueblos puedan conocerlos, entender sus implicancias y aprovechar sus beneficios de forma efectiva.

Por otro lado, no nos resulta extraño reconocer que nuestra clase política es, lamentablemente, una de las más corruptas del mundo. Esta casta de burócratas mediocres representa el transfuguismo, el folklorismo, la improvisación y una forma de hacer política profundamente retrógrada. ¿Qué se puede esperar de estos parásitos que han convertido la Ley de Partidos Políticos en una herramienta de supervivencia personal? Son ellos quienes conducen hoy los destinos del país y legislan normas y acuerdos que deberían regir nuestro desarrollo.

Finalmente, respecto al video colgado en YouTube sobre “Pocahontas”, protagonizado por la actriz peruana Q'orianka Kilcher, lo compartí con todos nuestros contactos con el único ánimo de generar reflexión sobre los últimos acontecimientos sucedidos en nuestro país (la matanza entre peruanos). Este es un problema ancestral, una lucha étnica que ni siquiera el Imperio Inca logró ordenar. Se agravó durante el Virreinato y se profundizó aún más con la “republiqueta” peruana.

Junto a esta problemática, surgen otros temas de gran relevancia, como el calentamiento global, la depredación del Amazonas —el gran pulmón de la humanidad— y, por supuesto, la solapada exterminación de los pueblos originarios. Estos pueblos, las primeras nacionalidades del Perú, deben ser protegidos y respetados por su valor en una nación plurinacional y pluricultural. Como bien lo señaló Mariátegui, esta cuestión sigue vigente y representa una de las grandes deudas del país.

Desde mi punto de vista, el conflicto étnico no se resolverá mientras no se aborden de manera integral sus verdaderas causas: el respeto a las culturas originarias, a sus costumbres, a su territorio, a sus lenguas, en suma, a su ecosistema. ¡Basta de desprecio! Porque esas tierras les pertenecen desde tiempos inmemoriales. En países desarrollados como Estados Unidos y Canadá, se ha intentado solucionar este problema reconociéndoles como “la primera nación”, estableciendo políticas públicas que incluyen acceso gratuito a salud, educación y vivienda. Se podrá decir que allá son pocos (500 mil en Canadá y 2 millones en EE.UU.); pero en el Perú, representan aproximadamente el 45% de la población. La gran deuda es su reivindicación.

En cuanto a la aparente intromisión de otros países en estos conflictos, comparto en parte tu apreciación sobre el presidente Chávez. Desde mi punto de vista, siempre me pareció un lumpen socialista desfasado. Sobre Evo Morales, confieso que sus actitudes frente al Perú aún me generan confusión. Sin embargo, es innegable que ha sido el primer presidente indígena de América Latina en levantar la voz por millones de bolivianos históricamente excluidos en esta era de modernidad y globalización.

Por último, respecto a las ONGs, ya conocemos la lógica de su origen y existencia. Las críticas hacia estas instituciones no son nuevas. Me atrevería a decir que muchas de ellas nacen como consecuencia directa de la mediocridad y la ineficiencia de los organismos del Estado y sus funcionarios, que por décadas han parasitado sin modernizarse ni generar cambios. Estas entidades seguirán existiendo mientras el Estado no se modernice, no abrace la Era del Conocimiento y no invierta de manera responsable en el desarrollo de su capital humano.

Atentamente,
Alfredo

RECUAY: UN GRAN SALTO PARA SU DESARROLLO Y PROGRESO SOCIAL

La provincia de Recuay, ubicada en la región Áncash, es considerada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) como una provincia expulsora de población. En la década de 1970, su población se estimaba en aproximadamente 30,000 habitantes; para el año 2007, esta cifra se redujo a 19,102, y según el Censo Nacional de 2017, la población descendió a 17,185 habitantes. De esta cifra, el 34,7 % corresponde a población urbana y el 65,3 % a población rural, con una tasa de crecimiento promedio anual de -1,1 % (Fuente: INEI - Censos Nacionales de Población y Vivienda 2007 y 2017).

Se estima, además, que más de 10,000 personas nacidas en Recuay residen actualmente en diversas partes del Perú y del mundo, como consecuencia del abandono y la indiferencia del Estado peruano hacia las provincias del país.

La descentralización política, económica y administrativa —concebida para promover un desarrollo integral, armónico y sostenible del país, y sustentada en los principios de subsidiariedad y complementariedad entre los niveles de gobierno nacional, regional y local— constituye una política tanto de Estado como de gobierno. No obstante, en la práctica, esta ha quedado relegada a una mera declaración formal, obstaculizada por un centralismo persistente y asfixiante que impide su plena implementación.

Futuro Hospital de Recuay

El mayor apogeo económico de la provincia de Recuay se produjo durante la explotación de los yacimientos mineros por parte de la Compañía Minera Alianza, mediante un sistema extractivo que incluía minas como Gran Socavón, Huancapati, Hércules, entre otras, así como el funcionamiento de las plantas concentradoras de Ticapampa y Huancapeti, en la década de 1970. Si bien este modelo de explotación generó alrededor de 800 empleos directos, 200 bajo la modalidad de contrato y al menos 600 empleos indirectos en la zona, lo cierto es que representó solo una etapa ilusoria de modernización, acompañada de una profunda e irreparable contaminación ambiental. La explotación minera provocó la destrucción de suelos, ríos, acequias, zonas agrícolas y ecosistemas animales, dejando como saldo un alto costo ambiental frente al limitado usufructo y el sistemático saqueo perpetrado por las empresas establecidas en la región.

A pesar de la brutal devastación ambiental causada por estas compañías, no quedó en la provincia de Recuay ni una sola obra social o ecológica significativa en beneficio de la población y de la zona de influencia minera. No se construyeron escuelas, hospitales, centros de salud, programas de reforestación ni se promovieron investigaciones científicas orientadas a remediar el daño ocasionado. Sin embargo, este proceso sí permitió el enriquecimiento vertiginoso de los propietarios de los yacimientos, algunos de los cuales, al día de hoy, figuran entre los seis multimillonarios más ricos del Perú, según la revista Forbes (2021).

Testigo directo de esta hecatombe ecológica es el distrito de Ticapampa, hoy convertido en un paisaje de montañas de relaves mineros que se acumulan a lo largo de las orillas del río Santa. Asimismo, decenas de riachuelos han sido contaminados y prácticamente destruidos por aguas de tonalidad rojizo-anaranjada, cargadas de metales pesados y óxidos de hierro provenientes de los socavones mineros abandonados.

A pesar de esta devastación ecológica, Ticapampa también es reconocido por su aporte cultural: es considerado el lugar de origen del emblemático “Pisco Sour”. Fue en 1914 cuando el barman Juan de Dios Mejía Romero, ante la falta del licor ácido necesario para preparar el "sour inglés", decidió utilizar pisco en lugar de ginger ale de Caraz, dando origen a lo que más tarde sería conocido como “la mezcla perfecta” en las minas: el Pisco Sour. Esta bebida, que nació entre los andamios de la minería, se ha convertido en el cóctel bandera del Perú, ampliamente apreciado en los mejores bares del país y del mundo.

Ticapampa también ocupa un lugar relevante en la historia energética del país. En 1890, se construyó la central hidroeléctrica de la empresa The Anglo-French Ticapampa Silver Mining Co. Ltd., con una capacidad de 30 MW. Este proyecto, pionero en su época, está considerado como la primera central hidroeléctrica del Perú, lo que significa que el distrito de Ticapampa tuvo suministro de energía eléctrica antes que la propia ciudad de Lima.
(Fuentes: The Anglo-French Ticapampa Silver Mining Company Ltd., 1880)

Por otro lado, en el Perú, las obras públicas son ejecutadas por los gobiernos locales, regionales y el gobierno central, cada uno con autonomía en la administración de sus respectivos presupuestos y en la priorización de proyectos, según las necesidades de la población. Para que una obra se ejecute, debe atravesar una serie de etapas que comprenden la fase de inversión y postinversión, sustentadas en un expediente técnico aprobado por los mecanismos de planificación y evaluación del Estado.

Hasta el año 2016, estos proyectos debían ser aprobados a través del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP). Sin embargo, a partir de ese año, el Poder Ejecutivo derogó dicha normativa y creó el Sistema Nacional de Programación Multianual y Gestión de Inversiones, marcando el inicio de la era de Invierte.pe. Este nuevo sistema busca optimizar el uso de los recursos públicos destinados a la inversión, con el objetivo de mejorar la prestación de servicios y garantizar la provisión de infraestructura necesaria para el desarrollo nacional.

Un ejemplo concreto de esta política de inversión es la construcción del Hospital de Apoyo Recuay II-2, proyecto que será ejecutado por el Ministerio de Salud (MINSA), a través del Programa Nacional de Inversiones en Salud (PRONIS). Este proyecto, identificado con el código SNIP 2386498, cuenta con una inversión estimada de S/ 97,397,247 y beneficiará a más de 64,000 personas, incluyendo a los pobladores de las provincias de Recuay, Aija, Bolognesi y Ocros.

Según lo programado, la obra se iniciaría en junio de 2021. En su etapa inicial, generará 291 empleos directos (año 2021) en áreas como salud, administración, servicios generales y técnicos. Para el año 2032, se proyecta la generación de 319 empleos directos. Asimismo, se estima que se crearán al menos 250 empleos indirectos vinculados a la apertura de negocios y servicios complementarios, tales como farmacias, centros de medicina tradicional, restaurantes, hoteles, hospedajes, agencias funerarias, servicios de transporte y otros rubros relacionados con la atención en salud.

Para la construcción del moderno hospital en la provincia de Recuay, a fines de mayo de 2021 se realizó la entrega oficial del terreno al Consorcio Suyay II (integrado por IBT LLC y GCZ Orion), responsable de la ejecución de la obra en el marco del Acuerdo de Gobierno a Gobierno entre el Perú y el Reino Unido e Irlanda del Norte. Este nosocomio moderno tendrá un área de construcción de 8,618.89 m² y contará con una planta de oxígeno, áreas de consulta externa, un área de hospitalización con capacidad para 32 camas, servicio de emergencia, equipamiento médico y hospitalario, entre otros espacios diseñados para garantizar una atención de salud oportuna, eficiente y de calidad.

Respecto al Parque Temático de Recuay, la tarea urgente es que la población, en coordinación con sus autoridades locales, se organice para exigir al Gobierno Regional de Áncash la culminación de esta obra. El proyecto cuenta con expediente técnico aprobado y un presupuesto inicial superior a los S/ 9,000,000. Se estima que el avance físico supera el 15 %, sin embargo, la obra permanece paralizada debido a la falta de voluntad política por parte de las autoridades regionales.

Para reactivar este importante proyecto, es necesario que la empresa adjudicataria cancele formalmente su participación, lo cual permitirá convocar a una nueva licitación pública con un expediente actualizado. En consecuencia, esta representa una valiosa oportunidad que no debe desaprovecharse para impulsar el desarrollo económico y social de Recuay.

A mi parecer, esta obra de promoción ecológica, artesanal, gastronómica, deportiva y cultural podría marcar un punto de inflexión en la historia de la provincia: dejar atrás el abandono y la condición de expulsora de población impuesta por un centralismo asfixiante, para convertirse en un modelo de desarrollo local sostenible, con identidad y oportunidades para todos sus ciudadanos.

El futuro Parque Temático de Recuay cuenta con más de 10 hectáreas destinadas a su construcción, tal como se detalla en su maqueta electrónica. El equipo técnico responsable del proyecto debe anticipar y prever todas las posibles contingencias naturales —como eventuales desbordes— a fin de garantizar la seguridad y operatividad del recinto. En relación con este aspecto, es importante señalar que en la misma zona ya existen infraestructuras consolidadas, como el boulevard construido hace más de ocho años y el estadio municipal con más de trece años de funcionamiento, sin que hasta la fecha se hayan registrado daños o perjuicios significativos por causas naturales.

Una medida preventiva acertada sería la canalización de las aguas del río Santa en los puntos críticos, en caso se identificara riesgo potencial. Esta intervención permitiría reforzar la sostenibilidad del parque y proteger su infraestructura.

Lo más relevante es que este proyecto generará al menos 200 empleos directos y otros 200 empleos indirectos, fortaleciendo significativamente las bases socioeconómicas de la provincia. Se abrirán nuevas oportunidades laborales para artesanos, emprendedores gastronómicos, técnicos deportivos, guías turísticos y otros actores vinculados a las actividades culturales, recreativas y turísticas que demandará el funcionamiento del parque.

Este proyecto representa no solo una inversión en infraestructura, sino también una apuesta estratégica por el desarrollo económico y social de Recuay, con visión de futuro y compromiso con la identidad local.


En general, estas dos obras —el Hospital de Apoyo Recuay II-2 y el futuro Parque Temático— están llamadas a cambiar definitivamente el rumbo de la historia de la provincia de Recuay. Frente a este nuevo escenario, nuestras autoridades tienen la obligación de formular una nueva visión de desarrollo, así como redefinir los ejes estratégicos que orienten el futuro de la provincia. Es indispensable la elaboración de un nuevo Plan de Desarrollo Local Concertado que garantice la sostenibilidad de estas inversiones y potencie sus impactos sociales, económicos y culturales.

Otra obra emblemática que se encuentra próxima a culminarse es la construcción de la Institución Educativa N.º 86559 “Libertador San Martín”. Se trata de un moderno complejo educativo que se viene ejecutando bajo la modalidad de obras por impuestos, con una inversión superior a los 30 millones de soles. Este proyecto es liderado por la Municipalidad Distrital de Recuay con el respaldo financiero de la Compañía Minera Antamina, en convenio con el Ministerio de Educación (MINEDU).

El nuevo local contará con una infraestructura moderna que incluye talleres, laboratorios, aulas, un campo deportivo techado, un coliseo, y zonas de recreación diferenciadas para los niveles de primaria y secundaria. Además, estará equipado con servicios higiénicos adecuados, redes de agua y desagüe, redes eléctricas, y un sistema de conectividad digital que proporcionará Internet en todos los ambientes, tanto por cableado estructurado como mediante señal Wi-Fi.

Frente a todas estas importantes inversiones que marcarán el desarrollo de Recuay en el corto y mediano plazo, se suma una nueva e innovadora propuesta: el proyecto denominado Museo Urbano “Recuay Milenario”, impulsado por la ONG Rikaq. Esta iniciativa tiene como objetivo principal instaurar un museo de arte urbano en los barrios y principales calles de la ciudad, con el fin de promover el turismo vivencial y la cultura viva comunitaria. A través de esta propuesta, se busca revalorar y visibilizar los paisajes naturales, los restos arqueológicos, la fauna y flora nativas, la gastronomía típica, las costumbres locales, así como la escultura, cerámica y metalurgia de la milenaria cultura Recuay, entre otros patrimonios culturales de la provincia.

El proyecto contempla objetivos específicos con un cronograma definido. Entre sus etapas clave se incluyen: la elaboración y aprobación del expediente técnico, la identificación del centro cultural principal y la alameda cultural, así como la selección de los barrios que integrarán el circuito cultural urbano. Paralelamente, se prevé la conformación de ocho comités barriales pro Museo Urbano, la implementación progresiva de intervenciones artísticas, y un proceso sostenido de sensibilización y capacitación a la población local para la protección del museo y la adopción de buenas prácticas en atención al visitante.

Asimismo, el proyecto contempla acompañamiento técnico-artístico, monitoreo y evaluación permanentes. El fin superior de esta propuesta es consolidar un circuito turístico y ecológico sostenible en la provincia de Recuay, capaz de dinamizar la economía local, fortalecer la identidad cultural y posicionar a la provincia como un referente de innovación en gestión patrimonial y participación comunitaria.

Por otro lado, nuestras autoridades locales deben exigir al Gobierno Central un incremento en las transferencias del Fondo de Compensación Municipal (FONCOMUN) al distrito de Recuay, considerando que las asignaciones actuales resultan notoriamente insuficientes frente a las necesidades del territorio. Para ilustrar esta situación, en el año 2017 Recuay recibió apenas S/ 9,849,699.15, mientras que en 2019 la cifra ascendió levemente a S/ 11,862,223.45. En contraste, el distrito de San Marcos, en la provincia de Huari —donde se ubica la mina Antamina— recibió S/ 137,219,932.84 en 2017 y S/ 234,211,082.65 en 2019. Esta diferencia es abismal e injustificable, lo que pone en evidencia la desigualdad en la distribución de los recursos públicos.

En el año 2020, Recuay recibió una transferencia extraordinaria de S/ 50,181,262.98 por concepto de medidas temporales asociadas a la emergencia sanitaria por la COVID-19, en el marco del programa ROOC (Reactivación Económica y Empleo Temporal). Hasta junio de 2021, ya se habían transferido S/ 25,027,173.12 al distrito, de los cuales S/ 7,689,887.00 correspondieron a recursos ordinarios por transferencias de partidas y otras asignaciones, y S/ 13,113,377.00 al rubro de subcuenta por emergencia sanitaria (COVID-19 – ROOC).

En este contexto, es imprescindible que la ciudadanía recuaina asuma un rol activo en la fiscalización de estos recursos. La vigilancia social debe garantizar que cada sol transferido se utilice de manera transparente, eficiente y efectiva, orientado al desarrollo integral del distrito y a la mejora de la calidad de vida de su población. Solo mediante una gestión pública responsable y participativa será posible cerrar brechas históricas y construir un futuro más justo para Recuay.

AUTOR. Bach. Alfredo Chávez Olivera

 BIBLIOGRAFIA ELECTRONICA:

- INEI - Censos Nacionales de Población y Vivienda 2007 y 2017

https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1539/libro.pdf

-Forbes: Conozca los 6 peruanos en la lista de multimillonarios en el 2021 https://gestion.pe/economia/empresas/forbes-conozca-los-6-peruanos-en-la-lista-de-multimillonarios-en-el-2021-noticia/ ) (2). 

-Gastronomía Ancashina: El Pisco Sour se creó en Ticapampa  http://gastronomaancashina.blogspot.com/2012/02/el-pisco-sour-se-creo-en-ticapampa.html

-¿Que tan cierto es?, en 1890 se creó la primera central hidroeléctrica en TICAPAMPA La Millonaria ... https://www.facebook.com/649833005484132/posts/831423193991778/

-(PRONIS, Programa Nacional de Infraestructura en salud.

http://www.pronis.gob.pe/wp-content/uploads/2017/11/PERFILESVIABLES-2-2.pdf

-Consulta de Transferencias a Gobiernos Locales y Regionales (Transferencias a Gobiernos Locales) https://apps5.mineco.gob.pe/transferencias/gl/default.aspx

                


                                                                                                                                                 

miércoles, 26 de mayo de 2021

El Fanatismo: Un Peligro Latente en la Sociedad Peruana


El dogmatismo ideológico, según la definición de la Real Academia Española (RAE), es la “actitud de la persona que no admite que se discutan sus afirmaciones, opiniones o ideas”. En muchos casos, esta actitud se manifiesta de manera extrema, al punto de convertirse en lo que la RAE califica como un “dogmatismo ridículo”.

Por su parte, el sectarismo se entiende como una forma de intolerancia, discriminación u odio manifestado por determinados grupos sociales, políticos o religiosos, así como también entre facciones internas de un mismo colectivo o movimiento. El sectarismo se caracteriza por la defensa intransigente de una ideología o creencia, y representa una senda peligrosa que puede desembocar fácilmente en el fanatismo.


Tanto el dogmatismo como el sectarismo son características que pueden conducir a una persona a un estado de delirio. Cuando estas conductas se mantienen de manera perseverante y sin reflexión, con el tiempo pueden transformarse en fanatismo. Este se entiende como “la búsqueda o defensa de algo de manera extrema y apasionada, más allá de lo normal”. El fanatismo —ya sea político, religioso, deportivo u otro— se caracteriza por una fe ciega, la persecución de quienes disienten y una desconexión con la realidad” (definición del psicólogo holandés Tõnu Lehtisaar).

En casos extremos, los fanáticos pueden llegar a agredir o incluso acabar con la vida de quienes se oponen a sus ideas o los contradicen, e incluso pueden llegar a matar a su propio ídolo, aquel que creó las ideas que ellos exaltan (“los sabios crean las ideas y los fanáticos las ejecutan”, dice un dicho popular). El fanatismo es un fenómeno complejo que depende de diversos factores, como la herencia genética y el contexto social. Los comportamientos fanáticos varían en cada persona y según la situación en la que se encuentren. Además, estos comportamientos pueden estar asociados a trastornos de personalidad, especialmente a la psicopatía.

El Perú no es ajeno al fenómeno del fanatismo; a lo largo de su historia, personajes díscolos y pervertidos, con sus acciones, han enlutado a nuestro país. Además, hemos sido testigos de la actuación de grupos extremistas en coyunturas electorales, un fenómeno que se ha vuelto cada vez más frecuente. En estos momentos, se evidencian sus actos espeluznantes y conductas delirantes, diseñadas para hacerse notar y dar a conocer su existencia trastornada, principalmente con fines políticos.

Un caso que llamó mucho mi atención fueron los sucesos de la Rebelión de los Hermanos Gutiérrez, en 1872. Otro hecho relevante fue la creación del Partido Unión Revolucionaria, fundado por Luis Miguel Sánchez Cerro en 1931, un partido de tendencia fascista.

Los fanáticos son personas o grupos políticos sin escrúpulos, movidos por pasiones siniestras que los hacen insensibles al dolor ajeno con tal de alcanzar sus objetivos malvados, incluso a sangre y fuego. Pueden provocar muertes en serie, atentados en cadena, homicidios y genocidios, impulsados por una pasión frenética desmedida. Son capaces de exterminar pueblos enteros para cumplir con sus desquiciados fines, bajo la lógica de que “el fin justifica los medios”.

Este fenómeno se intensificó en el Perú durante los años 80, cuando Sendero Luminoso declaró la guerra al país, causando más de 70,000 muertes. Hoy en día, el fanatismo reaparece con fuerza en cada proceso electoral presidencial. Ejemplos recientes incluyen el atentado contra el Banco de la Nación y las atroces muertes de policías, militares y civiles en el VRAEM, entre otros hechos lamentables.

En el fondo, esta realidad está arraigada en los problemas estructurales del país y en el deterioro de la salud mental de la población, un tema que no se aborda como una política de Estado, indispensable para lograr una convivencia social adecuada entre peruanos.

En la actual coyuntura electoral, es evidente la acción “activa” de los fanáticos políticos. Sus características más destacadas son: se creen dueños absolutos de la verdad y no admiten cuestionamientos; no son razonables y se alteran con facilidad; son obsesivos y autoritarios; se encierran en sus propias ideas. Algunos son altamente radicales o extremistas. Además, no escuchan opiniones diferentes a las suyas y, para sentirse bien, suelen rodearse únicamente de personas fanáticas como ellos. Son discriminadores e intolerantes frente a quienes piensan distinto. Estas son sus principales características.

Frente a esta realidad “fanatoide”, se ha sumado hoy en día una sistemática dictadura mediática, que ejerce un enfermizo control de las masas a través de medios monopólicos intolerantes, con el objetivo de satisfacer sus fines electoreros. Actualmente, proliferan líderes de opinión política extremadamente interesados y desconectados de la realidad, que generan miedo, zozobra y psicosis colectiva en favor de sus propios intereses.

Los personajes frívolos de la telebasura peruana se han convertido en salvadores dogmáticos sin causa, movidos por la búsqueda frenética de rating y poder. No sería extraño que, pronto, se transformen en líderes de opinión con comportamientos lunáticos, subordinados a sus patrones mediáticos y aliados con grupos de poder. La manipulación y el control total de la mente avanzan vertiginosamente y sin tregua; quizás sin obtener los resultados esperados para estos grupos, pero acercándose a un precipicio que podría

En la actualidad, resulta evidente —sobre todo en la radio y televisión peruana— cómo ciertos líderes de opinión mediática manifiestan con ira y furia sus emociones frente al pueblo de a pie. Se percibe en sus discursos el desprecio hacia los sufrimientos, la rabia y las frustraciones de las mayorías, mientras defienden con uñas y dientes un modelo económico que, en las últimas tres décadas, ha beneficiado a un puñado de familias —según la revista Forbes (2021), apenas ocho—, convirtiéndolas en multimillonarias, al tiempo que ha sumido a más de diez millones de peruanos en la pobreza, la miseria y la exclusión social.

A ese mismo pueblo que exige cambios estructurales se le responde con insultos. A quienes disienten del modelo neoliberal vigente se les tilda de “chavistas”, “comunistas” o incluso “terroristas”, términos usados indiscriminadamente para deslegitimar cualquier oposición. Algunos de estos opinólogos muestran comportamientos que podrían asemejarse a rasgos esquizoafectivos, al combinar exaltaciones emocionales con una profunda desconexión de la realidad social del país.

La paradoja es dolorosa: después de 200 años de vida republicana, seguimos sin consolidarnos como un país viable. La pandemia del COVID-19 reveló crudamente nuestras debilidades estructurales: un sistema de salud colapsado, una economía mayoritariamente informal, un modelo educativo obsoleto, una seguridad pública ineficiente y un Estado corroído por la corrupción. El resultado fue trágico: más de 170 mil peruanos muertos, mientras en países como Singapur, Vietnam o Nueva Zelanda —con gestiones efectivas— se reportaron apenas unas decenas de fallecidos (datos de mayo de 2021).

Estos contrastes evidencian que no basta con el crecimiento económico si no va acompañado de políticas públicas inclusivas, instituciones sólidas y una ciudadanía verdaderamente representada. Hasta entonces, seguiremos atrapados en un sistema que perpetúa la desigualdad y la frustración colectiva.

Es innegable que en nuestro país existen fanáticos tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda. Aunque en apariencia se presentan como polos opuestos, en muchas ocasiones coinciden en sus métodos extremos, sus acciones destructivas y su desprecio por el bien común. Paradójicamente, se asemejan en su intolerancia, violencia y voluntad de imponer sus ideas a sangre y fuego. Son, como se dice con amargura, “primos ideológicos” que operan en paralelo, lanzando ataques al corazón del país desde trincheras opuestas pero con objetivos igualmente nocivos. Triste realidad para el Perú.

Una de las causas más profundas de este fenómeno es la ausencia de organizaciones políticas verdaderamente institucionalizadas y modernas, que respondan a los desafíos del mundo contemporáneo. En lugar de partidos sólidos, doctrinarios y democráticos, el Perú cuenta con maquinarias electorales improvisadas, personalistas, efímeras y desconectadas del desarrollo científico, tecnológico y del progreso humano que marcan la pauta en las democracias avanzadas.

En los países con sistemas políticos maduros, las ideologías y doctrinas sobreviven más allá de sus líderes. Las ideas permanecen, los individuos pasan. Aquí, ocurre lo contrario: no hay estructuras firmes que regulen la vida democrática ni filtros éticos que impidan el acceso al poder a personas sin escrúpulos, fanáticos, aventureros y redes de corrupción organizadas que, bajo el disfraz de partidos políticos, solo buscan enriquecerse a costa del pueblo.

La falta de institucionalidad permite que personajes con vocación autoritaria, discursos extremistas y prácticas clientelistas accedan al poder sin control ni rendición de cuentas. Son verdaderas bandas organizadas que actúan bajo el amparo de la impunidad, repartiéndose el Estado como un botín. Así, mientras millones de peruanos enfrentan pobreza, exclusión y desprotección, una élite política y económica continúa concentrando poder y riqueza, sin ofrecer al país una visión coherente de futuro.

El poder como botín: corrupción estructural y crisis de representación en el Perú

En la realidad política peruana, las bandas de delincuentes que se disfrazan de políticos han logrado mantenerse con éxito. Esta no es una situación nueva, sino un fenómeno estructural que se remonta a los inicios de la República, y que se ha profundizado en las últimas décadas. Las organizaciones políticas en el Perú, lejos de ser instrumentos de desarrollo y representación ciudadana, han servido como herramientas de saqueo y manipulación, perpetuando un modelo de atraso económico y subdesarrollo social.

Este modelo tiene raíces en una estructura feudal, una herencia colonial que aún pesa sobre la institucionalidad del país. La naturaleza arcaica de nuestra política, al servicio de los intereses de una oligarquía nacional y regional, ha impedido la consolidación de una democracia auténtica. Nuestros llamados "representantes" han sido históricamente fieles servidores de esa casta privilegiada, más interesados en mantener el statu quo que en promover un desarrollo inclusivo.

Durante el siglo XX y lo que va del XXI, esta dinámica se ha intensificado. Las crisis de gobernabilidad, el desgaste de las clases políticas tradicionales, la decadencia institucional y la corrupción generalizada han facilitado la aparición de caudillos demagógicos, populistas oportunistas y auténticas bandas organizadas que han hecho del Estado su negocio particular. Como describe Alfonso Quiroz en su obra Historia de la corrupción en el Perú (2013), este fenómeno no es accidental: es parte integral de un sistema político hecho a la medida del saqueo.

El objetivo de estos actores no es gobernar con visión de país, sino empacharse con los recursos del Estado, acumular poder, y perpetuar un modelo que excluye sistemáticamente a millones de peruanos. Para ellos, la marginalidad, la pobreza y la miseria son condiciones funcionales que les permiten manipular con promesas vacías, clientelismo y miedo. Mientras tanto, las demandas por salud, educación, trabajo digno o justicia social siguen postergadas.

Pero este panorama, por sombrío que parezca, también puede ser un punto de inflexión. A pesar de nuestras diferencias ideológicas, es urgente abrir un debate nacional serio, plural y democrático que permita la construcción de nuevas estructuras políticas. Necesitamos organizaciones sólidas, modernas y comprometidas con el país; no más maquinarias electoreras que se activan solo en campañas para luego desaparecer o servir como refugio de intereses oscuros.

Hoy, más que nunca, se requiere elegir con responsabilidad. El periodo presidencial 2021-2026 es una oportunidad histórica para romper con la inercia del saqueo. Es tiempo de que los corruptos, los oportunistas y las “ratas del poder” ocupen el lugar que merecen: la cárcel. Porque la prisión, y no el Congreso ni Palacio de Gobierno, es el único espacio legítimo para quienes traicionan al pueblo y saquean a la Nación.

 Bach. ALFREDO CHAVEZ OLIVERA

domingo, 24 de enero de 2021

“LAS HERMOSAS ROSAS DE RECUAY”

La ciudad de Recuay se encuentra ubicada a 3,400 metros sobre el nivel del mar, en la parte sur del Callejón de Huaylas, en el departamento de Áncash. Este lugar fue el epicentro de desarrollo de la Cultura Recuay, una importante manifestación cultural regional que floreció entre los años 200 y 700 d.C. El legado de esta civilización, testimonio del ingenio y espiritualidad de nuestros ancestros, aún perdura y se proyecta con orgullo en el mundo moderno.

Recuay se encuentra a 25 kilómetros al sur de la ciudad de Huaraz, a aproximadamente 30 minutos en automóvil. Desde tiempos preincaicos, estas tierras fueron altamente productivas gracias a la riqueza de sus suelos y al uso racional del agua, tanto en las pampas y laderas de la Cordillera Blanca como en las de la Cordillera Negra. Fue una zona privilegiada para la producción de una gran variedad de papas nativas y pastos de excelente calidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, este privilegio se ha ido perdiendo debido al abandono del campo por parte del gobierno central, el gobierno regional y los gobiernos locales. El centralismo asfixiante, la migración forzada en busca de mejores condiciones de vida, la corrupción generalizada y otros factores han contribuido a la decadencia de la producción agrícola tradicional de la zona.

Si bien es cierto que la minería, durante más de 30 años, trajo consigo una relativa modernización, su impacto ha sido apocalíptico y devastador. La explotación irracional dejó tras de sí miseria, desolación y destrucción. Un caso emblemático es el de Ticapampa y otras zonas colindantes, donde el uso irresponsable de los recursos mineros y la instalación de plantas de tratamiento provocaron un impacto ambiental de enorme magnitud. Testigos de esta agresión son los millones de toneladas de relaves depositados en las riberas del río Santa y en los riachuelos aledaños.

En fin, nunca es tarde para recuperar el tiempo perdido. Con el uso de la tecnología moderna, complementada con el conocimiento ancestral heredado de nuestros antepasados, estas tierras pueden volver a ser altamente productivas y convertirse en motores del dinamismo económico y el desarrollo sostenible de los pueblos de la zona. Además, Recuay tiene el potencial de convertirse en un importante centro nacional de producción de rosas de grandes capullos, siempre que exista voluntad política de las autoridades y una organización activa del pueblo.

Recuay posee un clima de tundra. Su clima es templado y seco durante el día, y frío por las noches, con temperaturas que oscilan entre los 5 °C y los 19 °C, y una precipitación media anual de 160 mm. Las lluvias se presentan desde el mes de octubre hasta abril, con aproximadamente 210 días de precipitación al año. La humedad relativa media es del 77 % y el índice de radiación ultravioleta (UV) alcanza un nivel de 6. En conclusión, el clima seco y agradable de la zona ofrece condiciones óptimas para desarrollar cultivos rentables y de alta demanda en los mercados, como las rosas, los tulipanes y otros productos de exportación que podrían posicionar a Recuay como un referente agrícola a nivel nacional e internacional.

Las flores de Recuay, además de ser espléndidas y hermosas, se distinguen del resto del país por alcanzar un diámetro excepcional en sus capullos —de entre 6 y 8 cm aproximadamente—, por el colorido natural de sus pétalos y por sus tallos que superan los 2 metros de altura, características poco comunes en otras zonas de producción. Para lograr una producción de esta calidad, es indispensable contar con condiciones agroecológicas favorables, así como con una tecnología adecuada. La calidad de la tierra, el agua, el sistema de riego, las bajas temperaturas, el uso de fertilizantes orgánicos (provenientes de ovinos, cuyes y vacas) y, sobre todo, el conocimiento y la experiencia de los agricultores, son factores determinantes en el éxito de este tipo de cultivos. A ello se suma el espíritu emprendedor y visionario de pequeños y medianos empresarios que apuestan por transformar las tierras del campo en verdaderos centros de alta productividad.

Este logro excepcional solo es posible mediante perseverancia, compromiso, dinamismo y un profundo deseo de superación. Los tropiezos y fracasos forman parte del proceso hacia el éxito y la satisfacción del deber cumplido. El camino es desafiante y exige una adecuada articulación de recursos humanos, económicos y financieros para poner en práctica la tecnología moderna con criterio técnico y sostenibilidad.

En este contexto, es justo destacar la labor de la empresa ENCODE SAC (www.encodeperu.com), liderada por recuaínos comprometidos con el desarrollo agrícola de la región. Esta institución ha apostado por el cultivo de rosas de corte como una estrategia para reconvertir la producción agraria tradicional, generando nuevas alternativas productivas y sostenibles para la zona. Uno de los objetivos clave del proyecto es compartir las experiencias adquiridas con las familias de Recuay, impulsando así el desarrollo local a partir del conocimiento técnico y la innovación.

Para asegurar la comercialización de las rosas, la empresa “Florería LUAL” ha asumido el desafío de abastecer actualmente al Mercado Mayorista de Flores de Lima, lo que representa un importante avance en la cadena de valor. Ambas empresas han logrado consolidar este proyecto en el caserío de Llullucachi, situado al pie de las ruinas arqueológicas de Jekosh. Las plantas cultivadas allí alcanzan alturas que van desde los 50 hasta los 90 cm, y las rosas recuaínas son altamente valoradas por su diversidad de colores y, especialmente, por el gran tamaño de sus flores, lo que las diferencia notablemente de las producidas en otras regiones del país.

Este emprendimiento no debe detenerse, sino multiplicarse, incentivando a otros pequeños agricultores de la zona a sumarse a esta iniciativa. La provincia de Recuay está destinada a cosas grandes. Ha llegado el momento de respaldar con decisión los proyectos productivos que promuevan el desarrollo local y de unir esfuerzos para sacar adelante el lugar que nos vio nacer. Es ahora o nunca.

Las hermosas rosas de Recuay son apenas el inicio de una serie de posibles emprendimientos agrícolas, pecuarios y artesanales que pueden desarrollarse en la región. Todo depende de atreverse, de dar el primer paso con visión y propósito, enmarcados en un plan de desarrollo provincial con objetivos claros, acciones concretas y rutas estratégicas. Soñar no cuesta nada, pero hacer realidad ese sueño requiere compromiso. Y ¿por qué no soñar con una marca: “Rosas de Recuay para el mundo”?

Históricamente, las principales actividades económicas de Recuay han sido la minería y la agricultura. Sin embargo, más allá de estas actividades tradicionales, en muchas casas —ubicadas en las aproximadamente 36 manzanas que conforman el casco urbano— así como en las viviendas rurales, se cultivaban árboles como eucaliptos, cipreses, capulíes y pencas, además de flores ornamentales, entre ellas las clásicas rosas de colores rojo, blanco y rosado.

Recuerdo que, en mi niñez, en el huerto de la casa de mi tía Julia Olivera Campos, crecían rosas de extraordinaria belleza: flores de gran tamaño —probablemente de hasta 10 cm de diámetro— con tallos espinosos que superaban los dos metros de altura. Aquellas rosas se usaban comúnmente en fechas importantes, como el Día de Todos los Santos, la Semana Santa o el Día de la Madre, para elaborar coronas florales destinadas a los seres queridos fallecidos. Esa experiencia demuestra que los suelos de Recuay son fértiles y aptos para el cultivo de rosas, y que esta tradición podría convertirse hoy en un emprendimiento moderno, sostenible y de impacto.

Por otro lado, se sabe que el distrito de Ticapampa —cuyo nombre en quechua puede interpretarse como “pampa de flores”— fue, en tiempos ancestrales, un lugar donde crecían abundantemente flores silvestres, mucho antes de la llegada de los españoles. Su paisaje natural, rodeado por la riqueza de su flora andina, ofrecía un entorno propicio para la vida y la contemplación.

Además de su belleza natural, Ticapampa guarda un hecho histórico de gran valor cultural: es reconocido como el lugar de origen del emblemático cóctel peruano, el “Pisco Sour”. Según registros históricos, fue en el año 1914 cuando Juan de Dios Mejía Romero, barman de la zona, improvisó la receta en una ocasión en que faltaba el tradicional licor ácido necesario para preparar el “sour inglés”. En lugar del ginger ale de Caraz, utilizó pisco y, como resultado, nació una bebida única: el Pisco Sour, “la mezcla perfecta” surgida en el corazón de las minas andinas.

Este suceso ocurrió en el contexto de la presencia de The Anglo French Ticapampa Silver Mining Company Ltd., establecida en 1880, reconocida como la primera empresa minera-metalúrgica del Perú. En ese entorno cosmopolita, influenciado por técnicas industriales y costumbres europeas, se gestó esta bebida que con el tiempo se convertiría en el trago bandera del Perú, reconocido y celebrado en los bares más exclusivos del país y del mundo.

AUTOR: Bach. ALFREDO CHÀVEZ OLIVERA

BIBLIOGRAFIA ELECTRÒNICA:

(1) Empresa “Florería LUAL” (https://www.facebook.com/lualflowers/)

(2). EL PISCO SOUR SE CREÓ EN TICAPAMPA (https://www.chiquianmarka.com/el-pisco-sour-nacioacute-en-ticapampa.html)