lunes, 27 de abril de 2020

PANDEMIA, UNA LOCURA COLECTIVA PARA VIRAR A NUEVOS TIEMPOS Y NUEVA VIDA


La generación Baby boomers o Baby Boon (una de sus principales características fue la alta tasa de natalidad), nacidos entre los años 1946-1965 de la post guerra o posterior a la Segunda Guerra Mundial, no han sido protagonistas de hechos nefastos de magnitud mundial. Así como también las generaciones “X”, “Y” y “Z” o los llamados millennials o generación del milenio tampoco han sido actores de hechos catastróficos y apocalípticos, como talvez fueron las generaciones nacidas antes de la primera y segunda guerra mundial quienes pudieron padecer las consecuencias devastadoras de las guerras nucleares y los efectos de la “gripe española” 1919-1920, virus Influenza A del subtipo H1N1que mató a más de 50 millones de personas a nivel mundial.


En el presente, los nacidos en los años 40, 50 y 60 y las nuevas generaciones estamos padeciendo los estragos de un enemigo invisible con grandes repercusiones económicas, políticas, sanitarias y psicológicas a nivel mundial generadas por el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) o simplemente conocido, como COVID 19. Hoy, como nunca, estamos resistiendo en carne propia los embates de la pandemia, que ha puesto en jaque a la humanidad y develado las limitaciones y precarios sistemas de salud pública mundial para su contención, tanto de los países considerados ricos y con mayor contundencia de los países pobres. Cada cual con sus propias experiencias, fortalezas, recursos y presupuestos para reducir su crecimiento geométrico y exponencial.

Para mitigar esta realidad concreta, mucho depende de los conductores y líderes de las naciones afectadas a fin de aplicar un plan estratégico y una correcta dirección estratégica con todas las variables sanitarias y legales a su alcance. El pueblo organizado y otras medidas conexas también juegan su propio partido para dar batalla al virus y no se multiplique en desmedro de la salud y vida de la población de cada país y a nivel mundial. Al respecto, en esta primera etapa de pandemia, se ha podido distinguir algunas estrategias de contención en países, como es el caso de la China, que en forma responsable y disciplinada viene enfrentado con relativo éxito esta situación, así como también en Japón y Corea del Sur. Mientras, que en los países del centro de Europa, caso España, Italia, Francia y Gran Bretaña han tenido un revés lamentable con miles de pérdidas humanas por la aplicación de una estrategia incorrecta frente a la expansión del virus y los Estados Unidos está pagando las consecuencias por la arrogancia de Donald Trump y su cálculo político reeleccionista, que ya suman más 55,000 mil víctimas, hecho muy lamentable para la humanidad.

Históricamente, hoy conocemos, que los virus surgieron cuando el hombre se convirtió en sedentario e inicia la domesticación de animales y plantas hace más de 10,000 años a. C. para su aprovechamiento en su dieta alimentaria y cientos de virus se extrapolaron de las plantas y los animales al ser humano (según la ciencia, no todos los virus son malos, hay algunos virus que pueden ser beneficiosos, porque pueden matar bacterias. incluso algunos combaten virus mortales). Los virus son agentes infecciosos microscópicos acelulares que solo puede multiplicarse dentro de las células de otros organismos y están constituidos, básicamente, por material genético; al infectar una célula, estos genes "obligan" a la célula anfitriona a sintetizar los nucleótidos y otras biomoléculas del virus para formar los nuevos viriones.

Por otro lado, los expertos en ciencias antropológicas, arqueológicas y ciencias afines certifican que el promedio de vida en esa época fue de 18 años de edad y está realidad se ha ido mejorando con el devenir del tiempo gracias al descubrimiento de la vacuna, el avance de las ciencias médicas en su búsqueda por mejorar la calidad de vida de las personas. Estos mismos estudiosos confirman que hace 5,000 a.C. el promedio de vida no fue superior a 23 años de edad. Cifra entendida que la mitad de la población moría antes de cumplir los 23 años de edad y la otra mitad pasaba la línea promedio. En la edad media el promedio de vida fue de tan solo 27 años de edad (https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_social_de_los_virus).   

También es importante saber, que, en Perú el promedio de vida en los años 1950 era de 42 años de edad y esa realidad se ha ido mejorando gradualmente hasta llegar en el 2019, en donde la esperanza de vida es de 76,5 años de edad (Boletín de Análisis Demográfico N° 38, Instituto Nacional de Estadística e Informática- INEI, año 2019). En Europa del oeste la situación es más favorable, caso Italia, en donde en el 2018 la esperanza de vida subió hasta llegar a 83,4 años y en Japón es de 84.10 años, considerado el país más longevo del planeta. Todo esto gracias al avance de la medicina moderna, el avance de la tecnología, la disminución de tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas y por enfermedades cardiovasculares y la práctica de hábitos saludables en materia de alimentación saludable, dieta equilibrada e higiene mental.  

A nivel mundial, en promedio, una persona nacida en 1960, el primer año que Naciones Unidas empezó a recoger datos globales, tenía una esperanza de vida de 52.5 años. Hoy en día, la media es de 72 años. La conclusión natural es que tanto los milagros de la medicina moderna y las iniciativas de salud pública nos ayudan a vivir mucho más que antes. Tanto, de hecho, que nos podemos estar quedando sin innovaciones para extender la vida (https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-45981963).

Del mismo modo, la terrible realidad que estamos viviendo por los efectos de la crisis vírica, también nos permite analizar la teoría del principio de la selección natural planteada por Charles Darwin, quien argumentó hace más de ciento cincuenta años lo siguiente: “Existen organismos que se reproducen y la progenie hereda características de sus progenitores, existen variaciones de características si el medio ambiente no admite a todos los miembros de una población en crecimiento. Entonces aquellos miembros de la población con características menos adaptadas (según lo determine su medio ambiente) morirán con mayor probabilidad. Entonces aquellos miembros con características mejor adaptadas sobrevivirán más probablemente. Teoría que busca explicar el equilibrio natural de las especies para conservación y su supervivencia (Charles Darwin, El origen de las especies, año 1859). Sin lugar a dudas, actualmente estas premisas son utilizadas por algunos políticos del mundo (caso EEUU, Brasil, entre otros) para liberarse de la carga social que representa lo adultos mayores del sistema previsional y fondos de pensiones. Justificación anti solidaria y antihumana para quitarles sus ahorros de toda la vida a miles de trabajadores que dieron su vida para el progreso económico de sus países. Por cierto, un remedo de la obsoleta teoría malthusiana por el control de la natalidad.

Las pandemias más letales acontecidas en la historia de la humanidad han sido muchas, entre las más importantes podemos señalar a los siguientes: la viruela, enfermedad que a lo largo de los siglos se calcula que mató a 300 millones de humanos, aparte de dejar numerosas personas con la piel marcada” ( en el año 1520 el emperador azteca Cuitláhuac falleció a causa de la viruela, enfermedad traída por los españoles, lo mismo sucedió con el emperador inca Huayna Cápac; quién murió en la ciudad de Quito en ese mismo año. Igualmente, murieron más de 20 millones de indígenas carente de defensas contra esa enfermedad); la sarampión, otro virus que ha matado a unos 200 millones de personas, existe hoy en día la vacuna contra este virus (https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-breve-historia-pandemias-globales-hemos-luchado-contra-mayores-asesinos-20200322075937.html)

Otra pandemia letal, fue la peste negra o peste bubónica en el siglo XIV d.C. que mató a más de 100 millones de personas y la “gripe española” que mató a más de 50 millones de personas en los años1919-1920 en plena Primera Guerra Mundial. A las potencias en conflicto no les interesó la vida y la salud de la población del mundo; sino su ambición desenfrenada por el dominio mundial y su reparto territorial de los países para tenerlos bajo su dominio económico, político y social.

Asimismo, la humanidad ha enfrentado otras conocidas pandemias, entre ellos: El VIH/SIDA, estimándose entre 20 y 25 millones entre sus víctimas a nivel mundial. Igualmente, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), año 2002 afectó a 8,098 personas, cobrándose 774 víctimas mortales, específicamente del sudeste asiático. Igualmente, la gripe aviar, año 2003, conocida como H5N1 también focalizados en el sudeste asiático, aunque hubo que lamentar unas pocas decenas de víctimas.

Otra enfermedad nefasta, fue la gripe A (H1N1), también conocida como gripe porcina (2009-2010), la Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasificó como pandemia durante catorce meses, originada en Norteamérica y propagada a todo el resto del mundo. Tuvo una mortalidad baja en relación a su amplia distribución (11-21 % de la población mundial infectada), ​ dejando tras de sí entre 150.000 y 575.000 víctimas mortales a nivel mundial. (https://www.infobae.com/america/mundo/2020/03/18/de-la-peste-negra-al-coronavirus-cuales-fueron-las-pandemias-mas-letales-de-la-historia/).

La pandemia, es entendida como una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países progresivamente o que el brote epidémico afecte a más de un continente y que los casos de cada país ya no son importados sino provocados por trasmisión comunitaria. Es decir, “mientras los casos son importados y el foco epidémico estaba localizado en una región es calificada de epidemia, pero en el momento en que salta a otros países y empieza a haber contagios comunitarios en más de un continente se convierte en pandemia”, explica Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos – Madrid España.

Sobre el origen del virus COVID 19, hay diferentes versiones muchos de ellos carentes de sustentos técnicos y científicos y otros argumentados sobre la base antojadizas elucubraciones folclóricas y mágicas religiosas. Unos generados por grupos de poder interesados en supuestas guerras bacteriológicas asociadas al poder económico mundial para confundir a la población y otros promovidos por los líderes políticos de naciones poderosas para buscar culpables y chivos expiatorios a fin de justificar su fracaso frente a la contención de la pandemia y ocultar cifras reales de muertos e infectados a sus intereses políticos. Frente a estos hechos, los científicos e investigadores lograron establecer que el SARS-CoV-2 (el nombre del virus que causa el covid-19) no es una invención humana, sino que es producto de la naturaleza. Más aun han podido determinar, a partir de decodificar el material genético del nuevo coronavirus, que no se trata de una creación de laboratorio, sino que es producto de la evolución natural", le dijo a BBC Mundo el doctor Robert E. Garry, profesor de la Universidad de Tulane, EE.UU., y uno de los miembros del equipo de investigación.

En conclusión, esta afirmación científica, echa por tierra la teoría de que el nuevo coronavirus es un "arma biológica" creada por el hombre. Más aún afirma el investigador: "Pudimos establecer que, a partir de las características genéticas del SARS-CoV-2, es imposible que alguien pudiera haberlo creado en un laboratorio". Y para llegar a esa conclusión tuvieron que analizar el material genético del nuevo coronavirus y compararlo con los virus que actualmente están en los laboratorios de virología.

Asimismo, remarcó que: "Si se tratara de una construcción de laboratorio, se tendría que haber utilizado un virus previamente conocido como plantilla. El virus más cercano al SARS-CoV-2 es un virus de murciélago que fue secuenciado después de que comenzó la pandemia", anotó Garry. Finalmente subraya el científico, que: "Además, ese virus de murciélago es solo un 96% similar al SARS-CoV-2. No es posible completar esa distancia genética (4%) en un laboratorio". (https://www.bbc.com/mundo/noticias-52140543)

Según la Organización Mundial de la salud -OMS el SAR COV 02, llamada COVID 19 no es tan letal como las ultimas epidemias de sar–gripe aviar, gripe porcina, pero es súper contagiosa y altamente transmisible. Cada persona infectada puede contagiar, en promedio, a 2 o 3 personas, su crecimiento es geométrico o exponencial. Supongamos que todos los seres humanos del planeta se llegaran a contagiar (7,700’000,000 habitantes, según informe demográfico de las Naciones Unidas, año2019) las personas fallecidas serían 9,100,000 millones con una tasa de mortalidad de 0.13% a nivel mundial. Pero, como la tasa de letalidad fluctúa en un promedio de 6% dependiendo de cada realidad social y si se llegaran infectar 32,000,000 millones de personas en todo el planeta hasta la fecha que se autoricen el uso de la vacuna (probablemente setiembre 2020), estaríamos hablando de 2,240,000 muertes a nivel mundial. Hasta la fecha 27/04/2020 han sido infectados cerca de 3 millones de personas y ya vienen falleciendo más de 208,000 mil personas. Triste realidad para la historia de la humanidad.

También es importante saber, que por primera vez y en tiempo récord de la historia de la medicina ya descubrieron la vacuna para el Covid 19: China, EEUU, Alemania, Israel, Rusia, entre otros países. Esperemos que la fase clínica experimental y de control en los humanos tengan resultados favorables y efectivos para exterminar el virus. Si todo va bien antes de cinco meses pueden empezar su uso certificado (setiembre 2020). Hasta mientras solo nos queda como tarea principal de protegernos en forma personal y comunitaria con cuidados personales y políticas públicas de salud para bien de la humanidad y las lecciones aprendidas sirvan para enfrentar, resistir y mitigar a la pandemia.

Por otro lado, el coronavirus a nivel económico está profundizando una crisis desbastadora producto de varias causas, no todas imprevisibles y no todas relacionadas con la Covid-19. Las cuarentenas han dejado en casa tanto a trabajadores como consumidores, generando un formidable efecto dominó en toda la economía mundial; según la Organización Internacional del Trabajo – OIT: “Se perderán 195 millones de empleos en solo 3 meses por la pandemia”. Cuanto más avanza exponencialmente la pandemia, la duración de la crisis económica es aún incierta, la actividad mundial se verá inmensamente reducida, algo que pone en riesgo la supervivencia de innumerables empleos y empresas, así como la subsistencia diaria de millones de trabajadores autónomos e informales (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52220090).

“A consecuencia del virus, distintos mercados han empezado a desplomarse, llevando a algunos a una incipiente crisis crediticia, particularmente en el sector de comercio minorista, turismo, materias primas y aerolíneas. Como agravante, muchas compañías dedicaron sus ingresos en los tiempos buenos a la recompra de sus propias acciones en lugar de invertirlo en innovación y en mejoras de su productividad. Este es un aspecto que responde a procesos anteriores al virus. En retrospectiva, muchos mercados estaban infravalorando el riesgo de sus bonos y acciones. Si bien era imposible predecir una pandemia, no era imposible prever eventualmente un año de vacas flacas”. (https://elpais.com/economia/negocio/2020-03-28/la-crisis-economica-y-sus-respuestas.html)

A nivel psicológico, el confinamiento obligatorio aplicado en varios países para contener el avance del COVID 19, es una experiencia social traumática para la población. Si a esto se suma el dolor por la pérdida de un ser querido, el proceso infeccioso de los que padecen esta enfermedad, son traumas vividas en primera persona secuelas psíquicas que pueda provocar esta epidemia. La incertidumbre del futuro y el peligro de nuestras vidas y nuestra salud van a tener repercusiones que dejaran huellas marcadas en nuestras experiencias de subsistencia.

Los expertos de la salud mental, pronostican, que: “Hasta los más fuertes, sufrirán alguna reacción psicológica durante la epidemia y también después del flagelo sanitario. Volver a la aparente realidad saludable, a la tranquilidad a la rutina de antes, va tener sus propios costos del impacto social provocado en el hombre, la calma y la normalidad va llegar, pero a costa de grave sufrimiento”. ​ "Se trata de reacciones normales ante como nos ha impactado el coronavirus. No podemos esperar no tenerlas" predicen los entendidos en materia de salud mental.

Los especialistas en Psicología Clínica y comunitaria afirman que entre las principales manifestaciones que pueden aparecer por causa de la pandemia, son: La hipocondría, trastorno asociado muy a menudo con la ansiedad, siendo la característica principal la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de uno o más signos o síntomas somáticos". Cuando en realidad no existe ninguna enfermedad médica asociada a los síntomas temidos por el paciente.

Otra manifestación que se va padecer, es el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), siendo la característica esencial la presencia de pensamientos obsesivos o actos compulsivos recurrentes. Los pensamientos obsesivos son ideas, imágenes o impulsos mentales que irrumpen una y otra vez en la actividad mental del individuo, de una forma estereotipada. Suelen ser siempre desagradables (por su contenido violento u obsceno, o simplemente porque son percibidos como carentes de sentido) y el que los padece suele intentar, por lo general sin éxito, resistirse a ellos.  (https://www.consalud.es/pacientes/especial-coronavirus/secuelas-psicologicas-trastornos-traumas-vivir-coronavirus_77056_102.html)

Asimismo, esta pandemia provocará en miles de personas, el trastorno mixto ansioso-depresivo, que un es tipo de trastorno que se caracteriza por la presencia combinada de síntomas propios tanto de depresión como de ansiedad, sin tener ninguno de las dos mayores repercusiones que el otro. Entre los síntomas, este trastorno es excesivamente angustiante por parte de quienes lo sufren, no siendo raro que quienes lo padecen acaben desarrollando una elevada irritabilidad, pensamientos autolíticos, consumo de sustancias como vía de escape, deterioro de los ámbitos laboral o social, falta de higiene personal, insomnio, hiperfagia y desesperanza (https://psicologiaymente.com/clinica/trastorno-mixto-ansioso-depresivo).

Igualmente, la pandemia puede generar fobias simples o específicas, que no son más que miedos ante un estímulo concreto o una situación objetiva, por ejemplo, el miedo excesivo al contagio y a la enfermedad. La presencia de esta situación fóbica suele provocar ansiedad e incluso una crisis de angustia. Normalmente el objeto fóbico suele evitarse. Los pacientes que presentan esta fobia reconocen que su miedo es excesivo.

Si bien es cierto que estas situaciones traumáticas de índole psicológico por causa de la pandemia, no se dará en la mayoría de la población, sino principalmente en las personas con perfiles más predispuestos para tal situación. Es decir, en los más sensibles, en los estresados, los inseguros, en los que han vivido experiencias negativas, en suma, dependiendo del carácter, el temperamento y otros factores psicológicos, familiares, medioambientales y neurobiológicos; según sea el caso particular e individual de cada persona. Pero al final, quedará en todos nosotros una huella marcada para siempre de nuestra historia personal por la resistencia que estamos padeciendo frente a este flagelo sanitario.

A unos más que a otros, el aislamiento por el coronavirus afectará nuestra salud mental y todos los cambios y efectos que rodean al confinamiento. El estado de estrés, la angustia e incertidumbre afectaran nuestras emociones y sentimientos, desajustando nuestra salud mental. La ansiedad, miedo y apatía, pueden ser los principales protagonistas en estos días. Estas emociones son consecuencia de la incertidumbre que la situación genera.  Pueden aparecer pensamientos de tipo catastrofistas y anticipatorios, poniéndonos en los peores y más improbables escenarios, pero que nos generarán un gran malestar.

Además, frente a nuestro futuro, la pandemia nos genera una situación de incertidumbre. No sabemos que va pasar en el futuro y así poder anticiparnos a lo que va a ocurrir y como no es posible tener el control de las cosas nos generará mayor ansiedad y frustración. Esta misma incertidumbre a mucho de nosotros nos lleva a la búsqueda de información constante, en algunos casos hasta maniaca. Y, por otro lado, nos encontramos frente a una sobredimensionada información vulgar, anticientífica e interesada a través de las nuevas tecnologías de información y comunicación - TICs (internet) y las redes sociales que, en vez de esclarecernos, más nos confunde. Frente a este caso tenemos que tener mucho cuidado porque muchas de las informaciones que estamos recibiendo no son de fuentes oficiales y confiables que pueden llevarnos a cometer errores generando consecuencias negativas sobre nuestro estado de salud física y emocional.

Los seres humanos somos seres sociales por excelencia, necesitamos relacionarnos con los demás para nuestra supervivencia. La cuarentena, específicamente es una estrategia para contención de la pandemia y no colapse el sistema sanitario de cada país, es un aislamiento social obligatorio que todos resistimos, según la función social que cumplimos cada uno de nosotros (estado de emergencia y toque de queda).  Estas experiencias nuevas de convivencia y falta de libertad para realizar nuestras actividades laborales, deportivos, escolares, universitarios, entre otros y al no poder realizarlos nos pueden llevar a sentir una gran angustia y tristeza. A largo plazo, el confinamiento o aislamiento puede ser causa de la aparición de trastornos de tipo emocional, como ansiedad y depresión o trastornos pos estrés postraumático.

Pero, los seres humanos somos creativos por excelencia y tenemos que buscar nuevas relaciones sociales y estrategias de sobrevivencia dentro del confinamiento. El uso del internet y las redes sociales ahora son necesarios para ofrecer servicios de compra y venta online, los servicios educativos de enseñanza no presenciales, las actividades financieras y los pagos de servicios en línea se han acelerado con esta crisis sanitaria. En muchos casos, nuestros hogares se ha n convertido en nuestro centro de trabajo, de ocio, de descanso o nuestro lugar de hacer deporte. En fin, tenemos que repotenciar los espacios físicos en multiusos para cada actividad. Un verdadero cambio de chip en nuestras vidas. ((https://www.psicologiamadrid.es/blog/articulos/psicologia-y-coronavirus/coronavirus-efectos-psicologicos-generados-por-el-confinamiento)

Otro dato relevante que tenemos que conocer, es que recién en 1796 el médico inglés Edward Jenner realizó la primera vacunación de la historia contra la viruela, después de 28 años de investigaciones y perseverancia científica. El suyo es un ejemplo de constancia y método científico, pero también de una audacia que hizo que hace 120 años le tomaran por loco y que hoy le habría llevado a prisión. Sin embargo, la idea de la vacunación no surgió de un ‘momento Eureka’ de Jenner: en su época ya se practicaba la variolización, o inoculación de costras o pus de la viruela en personas sanas para protegerlas de lo que entonces era una terrible plaga. 

La historia de los tres últimos siglos nos enseña que existen tres formas de contener una pandemia para desterrarlo. La primera implica el aislamiento social o confinamiento con restricciones complementarias sobre la libertad de desplazamientos, movimiento y reuniones sociales, acompañada de pruebas masivas para el diagnóstico de infección y cortar su transmisión por completo. La segunda forma consiste en desarrollar una vacuna, sobre este caso, existen ya más de cinco países (China, EEUU, Alemania, Israel, Rusia y otros) que han descubierto hasta la fecha y están en fase de experimentación y todas las posibilidades indican que podían tardar hasta el año 2021.

Finalmente, de acuerdo a las experiencias históricas, la tercera podría ser la más efectiva, aunque también la más terrible. Hoy es conocida como la inmunidad colectiva o inmunidad de “rebaño”, que no es más que otra cosa de esperar a que haya una cantidad suficiente de personas infectadas y los que sobreviven desarrollarán inmunidad, lo que hará que el brote desaparezca por sí solo, ya que el germen tendría cada vez más dificultades para encontrar un huésped vulnerable. En la práctica, las generaciones pasadas vivieron estas trágicas experiencias para enfrentar a las pandemias. Es decir, que la población adquiere inmunidad colectiva contra una infección para poder detener eficazmente la propagación de dicha enfermedad. Algunos epidemiólogos hablan que aproximadamente un 60% de la población tendría que ser infectada para el surgimiento de la inmunidad colectiva. Es parte de la historia de la supervivencia de la humanidad.

Esta forma de contener la propagación del virus, en donde un alto porcentaje de una población se vuelve resistente, su propagación se detiene de forma natural porque no hay suficientes personas capaces de transmitirlo. Por lo tanto, esa "población " es inmune, aunque muchas personas dentro de ella todavía no lo sean.

Desde mi punto de vista, este procedimiento se convierte en un método aterrador y espantoso para la ciencia moderna, donde solo se debe contemplar la posibilidad de que miles de millones de personas se infecten con el COVID 19, que tiene una tasa de mortalidad estimada por infección de alrededor del 2% hasta el 6% aproximadamente, según cada realidad social. En la actualidad, la ciencia médica y la tecnología están para dar saltos cualitativos a fin de desterrar el virus y dar su aporte con el surgimiento de nuevos mártires y apóstoles de la medicina en defensa de la vida y la salud de la humanidad. (https://www.technologyreview.es/s/12035/que-es-la-inmunidad-de-grupo-y-como-puede-detener-al-coronavirus).

A pesar de que el Covid 19, es un virus maligno para la vida y la salud de los seres humanos y que dejará profundas huellas en nuestra existencia liquidando miles de personas; nos va dejar también enseñanzas y lecciones nuevas para nuestras vidas y nuevos aprendizajes sociales para una nueva convivencia armónica y equilibrada entre nosotros y el planeta que nos cobija. Equilibrio y armonía necesarios entre todos los seres vivientes con el ecosistema en que vivimos.

Hoy más que nunca, es hora de reflexionar seriamente todo el daño irreparable que ha generado el hombre sobre la tierra, Tenemos que hacer un balance crítico para dar un nuevo salto al progreso en la historia de la humanidad, pero con nuevas actitudes y valores frente a nuestro planeta. Plantear un futuro distinto para virar hacia nuevos cambios y nuevos tiempos para bienestar de la humanidad, su preservación y conservación como especie y las otras especies que nos rodean. Nuevas formas de relacionarse en donde prime el amor universal por el hombre que se encuentra en la vida misma, la solidaridad sea el eje de confluencia entre las personas y el valor por la salud y la vida sus principales fundamentos para el desarrollo equilibrado del ser humano.

 En paralelo tenemos que repensar nuevas estrategias de planificación urbana, equilibradas sin congestionamiento, hacinamiento y vida en las periferias como animales. Cada país tiene que velar por fundar o rediseñar ciudades modernas armoniosas con la naturaleza y todos los servicios básicos necesarios para mejorar calidad de vida y exista el respeto a la ley y a las normas para una convivencia social equitativa.

En conclusión, los efectos de la pandemia, son una locura colectiva emocional para virar a nuevos tiempos y nueva vida y promover en forma sostenida una respiración del planeta en donde vivimos para su preservación e equilibrio, bregar por la disminución de la contaminación del agua y el aire, batallar por la reducción de la deforestación, la desaceleración del calentamiento global y la preservación de especies en proceso de extinción, tanto de la flora y la fauna. En fin, tiene que nacer un nuevo hombre para tiempos nuevos y la locura pandémica se convierta en motor ecuánime y racional para bienestar de la humanidad.

Bach. ALFREDO CHÁVEZ OLIVERA