Los estudiosos del fenómeno de las llamadas “barras bravas” en el mundo, coinciden en señalar que su origen se remonta a los años 60 en Argentina. Es en este país latinoamericano donde aparece por primera vez, las primeras agrupaciones de esta naturaleza, llamadas “barras fuertes”. Denominación que se derivó por el exaltado comportamiento de hinchas y simpatizantes en los estadios de futbol profesional del país en mención. Este fenómeno se ha diversificado en casi en todos los países de América y Europa, pero, con ciertas particularidades en cada uno de ellos. De acuerdo al lugar de origen tienen diferentes denominaciones, como, “barras bravas”, “torcida”, “Hooligans” o “Ultras”. Agrupaciones principalmente conformado por jóvenes de origen suburbano.
El Perú, también no es ajeno a este fenómeno mundial, su origen, fortalecimiento, avanzada y dinámica de estas agrupaciones violentas tienen como columnas de sostenimiento y movilización a las principales “pandillas” de barrio de los distritos urbano marginales de Lima y las principales ciudades del Perú. Su avance vertiginoso se acelera en los años 90 provocando profundo malestar e inseguridad en nuestra comunidad.
En este proceso de avance y aceleración de las “barras bravas”, cada día se hace más evidente su consolidación en nuestro país. Por un lado, se fortifica su reforzamiento orgánico y; por otro lado, se dosifica de componentes psicológicos. Factores complementarios entre sí, que contribuyen a canalizar la exaltación y conducción de estas masas amorfas que promueven violencia, destrucción y muerte entre los enardecidos “tribuneros”.
En el Perú hay una serie de estudios al respecto. En verdad, no quisiera redundar sobre lo investigado; sino más bien, complementar con otros análisis, específicamente referente a la interacción dinámica de las “barras bravas” en los distritos de Lima Norte, sus sistemas de organización, su composición social y su dirección de movilización de masas juveniles.
Este reforzamiento orgánico de las “barras bravas” en Lima Norte, se inició por el año 98 con el desplazamiento masivo de integrantes de “pandillas” de barrio a las “barras bravas” de sus respectivos distritos. Este desplazamiento se incrementó con mayor notoriedad en el año 2002. Particularidad objetiva a lo que denominó el programa “Mi Jato”, la sustitución de la identidad barrial por la identidad deportiva. Es decir, por esos años se generó un cambio de identidad de referencia barrial por otra de mayor envergadura de referencia distrital o interdistrital.
Esta renovación de identidad, se dio, principalmente, porque muchas agrupaciones de “pandillas” de barrio corrían la suerte de extinguirse y peligraban su existencia. Para los nuevos integrantes y nuevas generaciones, ya no eran tan atractivos, defender sus territorios barriales; sino colores y símbolos deportivos de nivel nacional. Por tanto, se vieron obligados a “empatarse” con otras “pandillas” de barrio, reforzar sus líderes para el “batuteo” con mayor eficacia y dosificarles de componentes psicológicos para una fuerte adhesión y mayor énfasis en los enfrentamientos callejeros.
El principal objetivo de este reordenamiento estructural y subjetivo, era el control absoluto territorial de alcance zonal, distrital o interdistrital. Paralelamente, gracias a esta nueva estrategia orgánica e ideológica se dieron el nacimiento de “barras bravas” más compactas y más poderosas. Con este nuevo modelo de acción de masas, se iniciaron las llamadas “caminatas” por las principales avenidas (Av. Túpac Amaru, Av. Universitaria, Panamericana Norte, otros). Evento juvenil, que no es más que otra cosa, las marchas vandálicas con enfrentamientos entre rivales y el arrasamiento de propiedades a su paso desde sus distritos de origen con dirección a los estadios de futbol (Matute. Monumental “U” y San Martín de Porres) para terminar en un inmenso mar de multitudes frenéticas y “tribuneros” del Comando Sur, Trinchera Norte y Extremo Celeste, entre los principales. Respuesta social de masas amorfas y excluidas que buscan reconocimiento e inclusión en nuestra sociedad y en donde las formas institucionales tradicionales (familia, escuela y el barrio) están en una profunda crisis o abierta descomposición social.
La mejor evidencia de esta nueva dinámica de organización, de desplazamiento y de movilización juvenil de masas, es la exportación de pintas y símbolos de las “barras bravas” (graffitis) de los barrios a otros contextos territoriales. En primer momento, se dieron a nivel interbarrial; luego, se trasladaron a nivel interdistrital. Hoy en día, se puede apreciar pintas de “barras Bravas” de Comas y los Olivos, en las calles de los distritos del Rímac, Breña, La Victoria, Lima Centro, entre otros. Una especie de exportación de “marca” barrial, para hacer sentir su presencia, su audacia y su supremacía ante sus eternos rivales y; por consiguiente, dejar sentado sus sellos y huellas grupales, como quién diciendo, “que nosotros nos hemos paseado por sus territorios”.
En Lima Norte, existen “Barras bravas” con más de 15 años de fundación, entre ellos, citaremos a las más conocidas: La calle (AL) y la Bulla (U) que interactúan en los distritos de San Martín y Los Olivos; Los Pistacos (AL) que se moviliza por los distritos de San Martín y Comas; los Hooligans (AL) conformado por integrantes de los distritos de Comas y Carabayllo; el BUN (U) que esta enraizado en los distritos de Comas y Carabayllo;. Cvstodia (U) que tiene dominios en el distrito de Independencia, en fin otros más. Sobre la base de esta situación, se puede deducir que las “barras bravas” de las zonas urbano marginales están conformados mayoritariamente por las “pandillas” de barrio. Estas son sus bases para su vigencia orgánica. Por tanto, se convierten en instrumentos efectivos de organización y de mayor impacto de la violencia callejera, fenómeno juvenil, hoy convertido en uno de los principales problemas del país.
Asimismo, estas “barras bravas” aludidas lo conforman por lo menos una veintena de “pandillas” de barrio cada una de ellos y están distribuidas estratégicamente en los principales zonas de estos distritos con la intención de ganar territorios a su causa deportiva y pretender la rendición total de sus rivales eternos a fin de consolidar la supremacía distrital o interdistrital: Si es posible, disputar la hegemonía a punta de arma blanca y de fuego, so pretexto de defender sentimientos deportivos, el honor de banderolas (trapos), camisetas y otros objetos sagrados de honra y gloria.
De otro lado, sobre la dosificación de componentes ideológicos y psicológicos en las “barras bravas” se vienen promoviendo desde un buen tiempo atrás, lemas y consignas relacionados al heroísmo vandálico que son socializados entre los barristas. El culto a los símbolos y colores deportivos tienen mayor importancia que el de su propia familia, la defensa del honor, el desprecio al rival, el juego con la muerte y el culto a la destrucción son sus nuevos valores. En conclusión, es un deber de todo barrista, asumir sin discrepancias estos componentes ideológicos y ponerlos a práctica en sus “guerreos” callejeros.
Los mensajes y consignas que promocionan estas agrupaciones son muy variados, existen, desde cantos y loas a la exacerbación, pasión y muerte hasta sentimientos poéticos muy bien subliminados, entre ellos, he podido extraer del ciberespacio los siguientes: ¡¡¡Mas que vn sentimiento…la vida¡¡¡; Mvchos nos vieron nacer, pero nadie no vera morir; Solo vivo para amarte y moriré por alentarte; ¡¡Contigo a todos lados, desde el cielo hasta el infierno¡¡; ¡¡¡Si el cielo fuera blanquiazul, gustoso contigo me iría al cielo¡¡¡; ¡¡Si por amarte me llaman pandillero, me moriré siendo un delincuente¡¡ En la actualidad, también se vienen posesionando en este espacio virtual principalmente sus libros de visitas (guestbook) y paginas web. Medios de propaganda, muy bien construidos, en donde relatan sus acciones vandálicas, sus hazañas épicas, muestran sus trofeos de guerra (trapos, polos, zapatillas, otros) pero lo más aberrante están saturados de mensajes perversos, delictivos y antisociales buscando notoriedad y falso reconocimiento social negados en esta jungla de cemento, llamado ciudad.
Otro elemento a tener en cuenta, es que muchos adolescentes y jóvenes barristas, siempre justifican, diciendo que: “Alianza Lima, la U ó el S. Cristal son su familia”. Es innegable, que al interior de esas agrupaciones se conjugan emociones, pasiones y sentimientos profundos. El “amor” y la “devoción” para con sus colores son más fuertes que los lazos familiares. Este nuevo referente social, le provee de símbolos, colores, banderas e ídolos y hay que defenderlo a toda costa, hasta con la propia vida. Asimismo, le ofrenda himnos, canticos, alabanzas, mensajes y otros mecanismos de exacerbación del alma para la batalla y el “guerreo”. Este vinculo afectivo, para muchos de sus miembros se convierten en principal motivo de su existencia. Una especie de cuasi fanatismo en ciernes. Por lo mismo, que esta falsa percepción de la familia se convierte en un elemento peligroso para muchos de sus integrantes. Crisis y desintegración familiar que es muy bien aprovechado por estas agrupaciones, por su aparente cohesión de ideales y por el refugio emocional que les brinda, sustitución efímera que la familia y la sociedad no les pueden facilitar oportunamente.
Lo más grave de esta situación, es que los mismos clubes profesionales del alicaído futbol peruano, algunos malos dirigentes y la elite de estas “barras bravas” son “cómplices” del descontrol y vandalismo de los barristas, Estos promocionan el regalo de entradas de cortesía a los principales cabecillas que conducen las “barras bravas” de los principales barrios de Lima Metropolitana con la finalidad de manipularlos a sus intereses particulares. En muchos casos, esto se da con el afán de defender y fortalecer la conducción de sus periodos cuestionados y legitimarse en el poder. En fin, el interés personal y de camarilla se sobreponen sobre la eficacia y eficiencia de gestión, administración y conducción de sus respectivos clubes como exige estos tiempos de modernización y alta competencia. Romper con la mediocridad y la cultura “perdedora”, deben ser prioridades de todo dirigente para sacar adelante el futbol profesional.
El programa “Mi Jato” en su primer registro de agrupaciones juveniles en situación de riesgo y exclusión social realizado en el año 99, detectó una característica sui generéis, la cuál lo denominamos: La triple identidad; es decir que un mismo adolescente y/o joven era integrante al mismo tiempo, de una mancha escolar, de una “pandilla” de barrio y de una “barra brava” (1). Hoy esta situación, todavía sigue vigente con algunos miembros activos de estas agrupaciones. Sobre esta particular característica, deducimos que nos había encontrado frente a una aparente búsqueda confusa de identidad en muchos jóvenes para afirmar su referente y pertenencia grupal.
En conclusión, frente a este caso, pudimos inferir, que las manchas escolares vendrían hacer para algunos adolescentes y jóvenes, el primer referente grupal de nivel primario y las “pandillas” de barrio y “barras bravas” referentes secundarios y de mayor complejidad. Sobre este último, el chileno Andrés Recasens, año 1999, identificó con suma claridad, tres tipos de personas según sus comportamientos en los estadios: Los espectadores, los hinchas y los barristas. La práctica ha demostrado que en el Perú, las “barras bravas” se movilizan dentro y fuera de los estadios con ciertos patrones de conducta cuasi fundamentalistas, revestidos de mitos deportivos y glorificación de colores expresando un compulsivo fanatismo y vandalismo desenfrenado en las calles y los recintos de futbol.
Finalmente, para concluir con este breve análisis, quisiera manifestar añadiendo, que si bien es cierto, que la principal tarea para contrarrestar este fenómeno juvenil en incremento, es el fortalecimiento impecable de las familias en Perú y la implementación sostenida de políticas publicas preventivas. También es imprescindible, la modernización institucional de los clubes profesionales de futbol, la promoción deportiva de alta competencia para convertir a estas instituciones en verdaderas motores de triunfadores. Asimismo, es necesario implementar un plan de organización y funcionamiento de las “barras bravas” para el fortalecimiento de la cultura de paz y desarrollo de nuestras ciudades encuadrado dentro de un marco legal concertado y reglamentado en valores y derechos humanos para bienestar y seguridad de nuestro país, elementos necesarios para nuestro desarrollo integral.
Bibliografia:
(1) Alfredo Chávez & Walter Erazo “Pandillas”, Una Salida desde sus Voces, Fondo Editorial Comas, 110 pp, año 2000.
Fuentes electrónicas:
Pesce Aguirre, Jorge. Análisis actancial de las barras bravas en Chile: sus actos y comportamientos en el estadio. Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 115 - Diciembre de 2007
(En línea) http://www.efdeportes.com/efd115/analisis-actancial-de-las-barras-bravas-en-chile.htm
Fecha de consulta: 04 de setiembre de 2009.
Recasens Salvo, Andrés. (1999). Las Barras Bravas. Facultad Ciencias Sociales, Universidad de Chile.
(En línea) http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/biblioteca/docs/libros/barras.pdf
Fecha de consulta: 05 de setiembre de 2009.
Este tipo de artículos transversales a nivel lationoamericano permiten tener una visión completa, e igualitaria de que todos los que vivimos en esta América, podemos ver que sufrimos y tenemos los mismos problemas. este tipo de información que se basa en otras realidades similares logra una integración cultural. Es lamentable, que se generen estos problemas, pero la falta de alternativas, hacen que se establezcan estas conductas..y podemos decir que nada nuevo hay bajo el sol...el fútbol es el nuevo circo romano...
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