Una mirada crítica al proceso electoral municipal: el triunfo de lo humano sobre lo artificial
Después de una semana de incertidumbre, sin conocer aún quién será la nueva alcaldesa de Lima ni contar con resultados oficiales completos por parte de los organismos del sistema electoral peruano (con solo el 73.8 % de actas contabilizadas y el 26.2 % observadas), estos entes han demostrado ante la opinión pública una preocupante lentitud, ineficiencia y exceso de burocracia. Esta situación ha despertado suspicacias, así como el temor de un posible fraude electoral.
A pesar de estas irregularidades, desde mi perspectiva, no cabe duda de que la elección municipal del 3 de octubre fue ganada por Susana Villarán. Y lo fue por las siguientes razones:
Su victoria no respondió a una campaña millonaria, a equipos sofisticados de publicidad o a estrategas de marketing. Tampoco se debió a los voceros del terror mediático y del miedo infundado. Fue, en cambio, una victoria de la humildad y la autenticidad, del carisma y la empatía, del lenguaje sencillo y natural. Fue una campaña basada en la sensibilidad social, no en poses prefabricadas. En resumen, lo humano y lo genuino se impusieron sobre lo técnico y lo artificial.
Durante este proceso electoral agresivo y plagado de ataques, las teorías del marketing estratégico y la publicidad masiva fueron derrotadas por el sentido común y la creatividad popular. El mal uso de herramientas como el análisis FODA personal o el enfoque FORD sucumbió frente a la experiencia de vida y el valor de la inteligencia emocional. Las estrategias consumistas y monopólicas fueron vencidas por la espontaneidad y la conexión emocional con el electorado.
Una vez más, en nuestro país, los tecnócratas de la publicidad, los expertos en manipulación conductual y los ingenieros del miedo han fracasado. A más agresividad, menos logros: 43 % de votos para Susana Villarán en Lima Norte frente al 30 % de Lourdes Flores. Estos “gurús” de la manipulación requieren con urgencia una introspección profunda, una reingeniería mental que les permita superar su fanatismo dogmático y entender los valores democráticos de respeto, tolerancia y dignidad humana. De lo contrario, quedarán marginados del avance hacia la calidad, la excelencia y la modernidad.
Asimismo, este proceso electoral dejó al descubierto la discriminación solapada de una prensa amarilla, parcializada y racista, empeñada en imponer una candidata contraviniendo los valores democráticos y el derecho a elegir libremente. Esta prensa sensacionalista, adicta al rating y al morbo, actúa como instrumento de manipulación social. Los pobres de la ciudad siguen sin tener voz en los grandes medios. Y, sin embargo, con creatividad y resistencia cultural, conservan sus tradiciones frente a siglos de imposición cultural.
La llamada “jauría mediática” ha asumido un rol similar al de los antiguos cachupines coloniales, sirviendo al poder a costa de su propio pueblo. Su odio no es solo ideológico; es étnico y de clase. El peligro de que este odio se transforme en nuevas formas de racismo, como las expresiones modernas del Ku Klux Klan o el neonazismo, no debe subestimarse. Los medios pueden convertirse en armas peligrosas si se usan para deshumanizar a quienes piensan diferente o viven en la pobreza.
En el Perú, los procesos electorales suelen convertirse en catarsis colectivas de esperanza y frustración. Esta vez, los sectores más excluidos encontraron en Susana Villarán una representación de sus sueños. Ella encarnó, quizás momentáneamente, una voz entre las multitudes, una presencia que los hizo sentir vistos. Su sensibilidad social y cercanía con la niñez y juventud marginada generaron un fuerte vínculo emocional con los electores.
En efecto, los gestos humanos, el carisma y la espontaneidad marcaron la diferencia, frente a las poses rígidas del populismo tradicional. En nuestro país, las cualidades humanas siguen siendo más determinantes en una elección que los planes de gobierno o los proyectos técnicos. Esto evidencia una necesidad urgente: modernizar nuestro sistema de partidos políticos, fortalecer nuestras instituciones y renovar a una clase política desfasada.
La reciente derrota del PPC, sus aliados y la derecha mediática obliga a poner sobre la mesa la urgente reforma de nuestro sistema político, adecuándolo a los retos de la globalización, la multiculturalidad y la era del conocimiento. Si bien el Estado ha iniciado tímidas reformas institucionales, los partidos políticos siguen anclados en estructuras arcaicas, prácticas populistas y niveles de corrupción preocupantes.
Para tener una idea de la magnitud del problema: en este proceso electoral participaron 324 listas para los gobiernos regionales, de las cuales 165 fueron alianzas o movimientos regionales. Además, más de 15,000 listas compitieron por los 1,861 gobiernos locales del país, un promedio de 12 candidatos por distrito. Más del 80 % eran listas independientes. Esta fragmentación sin dirección ni ideología, con escasa democracia interna y propuestas endebles, nos coloca en una situación política propia de países subdesarrollados.
Frente a este desorden, se hace urgente revisar y articular el marco normativo vigente: la Ley Orgánica de Elecciones (N.º 26859), la Ley de Elecciones Regionales (N.º 27683), la Ley de Elecciones Municipales (N.º 26864), la Ley de Partidos Políticos (N.º 28094) y la propia institucionalidad del Jurado Nacional de Elecciones. Solo así podremos salir del actual estado de informalidad.
Es fundamental, además, refundar nuestros partidos políticos con una perspectiva integral: ideológica, legal, programática, operativa y organizativa. México y Chile ya lo han hecho con reformas progresivas desde los años 70 y 90. La rendición de cuentas, la transparencia, la elección democrática de candidatos y el financiamiento público regulado deben formar parte de este nuevo paradigma.
Nuestro país necesita organizaciones políticas modernas, inclusivas, con visión de largo plazo, capaces de canalizar las demandas ciudadanas y garantizar el desarrollo sostenido. Para lograrlo, se requiere romper con el pasado feudal, sectario y excluyente que todavía impregna muchas de nuestras prácticas políticas.
Construir un sistema de partidos moderno no será fácil, debido a intereses arraigados. Pero debemos tener en cuenta la diversidad cultural y étnica del Perú. Un sistema tripartidista o pentapartidista más compacto podría permitir una representación más sólida y duradera, que avance en paralelo con el crecimiento económico y el desarrollo humano de nuestra población.
En las democracias modernas, los partidos de derecha e izquierda son instituciones robustas que conducen los destinos de sus países con responsabilidad. Tal es el caso de Chile, Uruguay y Brasil, o de España y Francia. En ese sentido, también corresponde a la izquierda peruana construir un partido moderno y democrático, con nuevos discursos, nuevas estrategias y capacidad para representar las nuevas demandas sociales. Solo así se podrá responder a las exigencias de la competitividad, la excelencia y la calidad institucional.
Conclusión
La gran tarea pendiente de la política peruana es construir un sistema democrático real y funcional, donde las organizaciones políticas sean pilares del desarrollo y no estorbos para el progreso. Solo refundando nuestros partidos con responsabilidad histórica y visión de futuro podremos superar las taras del pasado y estar a la altura de los tiempos.
Bach. Alfredo Chávez Olivera
1.- *Indígenas Amazónicos y Nuevos Movimientos Políticos en las elecciones regionales y municipales 2010 ¿sólo basta decir que hay mucha fragmentación o algo nuevo se está construyendo? Ismael Vega, Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica, boletín electrónico daoy, Nº 13, julio 2010
2.- El Sistema de Partidos en México, colaborador Evaristo Javier González Romero D.R. Convergencia Lousiana número 113, col. Nápoles, delegación Benito Juárez, c.p. 03810, México, d.f. primera edición: mayo del 2004 tercera impresión: mayo del 2006
3.- Modernizar el Estado: Hacia un Chile Desarrollado y Competitivo Flacso ‐ Chile, mayo, 2008 Régimen de Gobierno y Sistema de Partidos en Chile, David Altman Pontificia Universidad Católica de Chile
ALfredo como explicar muchos susceso oportunos que favorecierón a Susan Villaran como: el programa del Franco Tirador de lunes a viernes dirigiendo ataques a Lurdes, la autoderrota de Kouri, Los Poto Audios, el interes de la prensa giro de un dia a otro a favor de villaran, ella ni se imaginaba que ganaría ya que no cuenta con comites de base en los distritos ni tampoco gano ningun alcalde de FS, tampoco cuenta con una estructura solida de organización en Fuerza Social.
ResponderEliminarMuchas Cosas que fueron muy oportunas que no estuvieron concideradas en el calculo político de Susana villaran.
En esta campaña se trabajo mucho el Anti Lurdes que bloquea el PPC como partido.
Susan Villaran no representa amenaza ya que no cuenta con una Estrutura partidaria sino con un pul de amigos y partidos de izquierda que no han coneguido alcaldias como se ha visto en estas últimas decadas.
Hay que preguntarnos ¿que escenario político presidencial se quiere construir en el 2011? ¿que candidato se quiere favorecer o eliminar del juego político?.
Alfredo cuando dices hay que fortalecer el Sistema de Partidos, deberiamos de evitar el nacimiento de movimientos politicos y evitar votar por caudillos. Los paises desarrollados tienen un sistema de partido fuertes porque tien uno , dos hasta tres partidos esto facilita la concertación y los acuerdos.
Todo tiene su pro y sus contra pero al final el gran nadador siempre deberia ser el Estado y la Nación.