La
generación Baby boomers o Baby Boon (una de sus principales características fue la alta tasa de natalidad), nacidos entre los años 1946-1965 de la post guerra o posterior
a la Segunda Guerra Mundial, no han sido protagonistas de hechos nefastos de
magnitud mundial. Así como también las generaciones “X”, “Y” y “Z” o los
llamados millennials o generación del milenio tampoco han sido actores de
hechos catastróficos y apocalípticos, como talvez fueron las generaciones nacidas
antes de la primera y segunda guerra mundial quienes pudieron padecer las
consecuencias devastadoras de las guerras nucleares y los efectos de la “gripe
española” 1919-1920, virus Influenza A del subtipo H1N1que mató a más de 50
millones de personas a nivel mundial.
En el
presente, los nacidos en los años 40, 50 y 60 y las nuevas generaciones estamos
padeciendo los estragos de un enemigo invisible con grandes repercusiones
económicas, políticas, sanitarias y psicológicas a nivel mundial generadas por
el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) o
simplemente conocido, como COVID 19. Hoy, como nunca, estamos resistiendo en
carne propia los embates de la pandemia, que ha puesto en jaque a la humanidad y develado
las limitaciones y precarios sistemas de salud pública mundial para su
contención, tanto de los países considerados ricos y con mayor contundencia de
los países pobres. Cada cual con sus propias experiencias, fortalezas, recursos
y presupuestos para reducir su crecimiento geométrico y exponencial.
Para
mitigar esta realidad concreta, mucho depende de los conductores y líderes de las
naciones afectadas a fin de aplicar un plan estratégico y una correcta
dirección estratégica con todas las variables sanitarias y legales a su alcance.
El pueblo organizado y otras medidas conexas también juegan su propio partido para
dar batalla al virus y no se multiplique en desmedro de la salud y vida de la población
de cada país y a nivel mundial. Al respecto, en esta primera etapa de pandemia,
se ha podido distinguir algunas estrategias de contención en países, como es el
caso de la China, que en forma responsable y disciplinada viene enfrentado con
relativo éxito esta situación, así como también en Japón y Corea del Sur. Mientras, que en los países del centro de Europa, caso España,
Italia, Francia y Gran Bretaña han tenido un revés lamentable con miles de pérdidas
humanas por la aplicación de una estrategia incorrecta frente a la expansión
del virus y los Estados Unidos está pagando las consecuencias por la arrogancia
de Donald Trump y su cálculo político reeleccionista, que ya suman más 55,000
mil víctimas, hecho muy lamentable para la humanidad.
Históricamente,
hoy conocemos, que los virus surgieron cuando el hombre se convirtió en
sedentario e inicia la domesticación de animales y plantas hace más de 10,000 años a. C. para su aprovechamiento en su dieta alimentaria y cientos de virus
se extrapolaron de las plantas y los animales al ser humano (según la ciencia, no
todos los virus son malos, hay algunos virus que pueden ser beneficiosos, porque
pueden matar bacterias. incluso algunos combaten virus mortales). Los virus son
agentes infecciosos microscópicos acelulares que solo puede multiplicarse dentro
de las células de otros organismos y están constituidos, básicamente, por
material genético; al infectar una célula, estos genes "obligan" a la
célula anfitriona a sintetizar los nucleótidos y otras biomoléculas del virus
para formar los nuevos viriones.
Por
otro lado, los expertos en ciencias antropológicas, arqueológicas y ciencias
afines certifican que el promedio de vida en esa época fue de 18 años de edad y
está realidad se ha ido mejorando con el devenir del tiempo gracias al
descubrimiento de la vacuna, el avance de las ciencias médicas en su búsqueda por
mejorar la calidad de vida de las personas. Estos mismos estudiosos confirman
que hace 5,000 a.C. el promedio de vida no fue superior a 23 años de edad.
Cifra entendida que la mitad de la población moría antes de cumplir los 23 años
de edad y la otra mitad pasaba la línea promedio. En la edad media el promedio
de vida fue de tan solo 27 años de edad (https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_social_de_los_virus).
También
es importante saber, que, en Perú el promedio de vida en los años 1950 era de
42 años de edad y esa realidad se ha ido mejorando gradualmente hasta llegar en
el 2019, en donde la esperanza de vida es de 76,5 años de edad (Boletín de Análisis Demográfico N° 38,
Instituto Nacional de Estadística e Informática- INEI, año 2019). En Europa
del oeste la situación es más favorable, caso Italia, en donde en el 2018 la
esperanza de vida subió hasta llegar a 83,4 años y en Japón es de 84.10 años,
considerado el país más longevo del planeta. Todo esto gracias al avance de la
medicina moderna, el avance de la tecnología, la disminución de tasas de
mortalidad por enfermedades infecciosas y por enfermedades cardiovasculares y
la práctica de hábitos saludables en materia de alimentación saludable, dieta
equilibrada e higiene mental.
A
nivel mundial, en promedio, una persona nacida en 1960, el primer año que
Naciones Unidas empezó a recoger datos globales, tenía una esperanza de vida de
52.5 años. Hoy en día, la media es de 72 años. La conclusión natural es que
tanto los milagros de la medicina moderna y las iniciativas de salud pública
nos ayudan a vivir mucho más que antes. Tanto, de hecho, que nos podemos estar
quedando sin innovaciones para extender la vida
(https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-45981963).
Del
mismo modo, la terrible realidad que estamos viviendo por los efectos de la crisis
vírica, también nos permite analizar la teoría del principio de la selección
natural planteada por Charles Darwin, quien argumentó hace más de ciento
cincuenta años lo siguiente: “Existen organismos
que se reproducen y la progenie hereda características de sus progenitores,
existen variaciones de características si el medio ambiente no admite a todos
los miembros de una población en crecimiento. Entonces aquellos miembros de la
población con características menos adaptadas (según lo determine su medio
ambiente) morirán con mayor probabilidad. Entonces aquellos miembros con
características mejor adaptadas sobrevivirán más probablemente. Teoría que
busca explicar el equilibrio natural de las especies para conservación y su
supervivencia (Charles Darwin, El origen
de las especies, año 1859). Sin lugar a dudas, actualmente estas premisas
son utilizadas por algunos políticos del mundo (caso EEUU, Brasil, entre otros)
para liberarse de la carga social que representa lo adultos mayores del sistema
previsional y fondos de pensiones. Justificación anti solidaria y antihumana
para quitarles sus ahorros de toda la vida a miles de trabajadores que dieron
su vida para el progreso económico de sus países. Por cierto, un remedo de la
obsoleta teoría malthusiana por el control de la natalidad.
Las
pandemias más letales acontecidas en la historia de la humanidad han sido muchas,
entre las más importantes podemos señalar a los siguientes: la viruela, enfermedad que a lo largo
de los siglos se calcula que mató a 300 millones de humanos, aparte de dejar
numerosas personas con la piel marcada” ( en el año 1520 el emperador azteca Cuitláhuac
falleció a causa de la viruela, enfermedad traída por los españoles, lo mismo sucedió con el emperador inca Huayna Cápac; quién murió en la
ciudad de Quito en ese mismo año. Igualmente, murieron más de 20 millones de
indígenas carente de defensas contra esa enfermedad); la sarampión, otro virus que ha matado a unos 200 millones de
personas, existe hoy en día la vacuna contra este virus (https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-breve-historia-pandemias-globales-hemos-luchado-contra-mayores-asesinos-20200322075937.html)
Otra
pandemia letal, fue la peste negra o
peste bubónica en el siglo XIV d.C. que mató a más de 100 millones de personas
y la “gripe española” que mató a más
de 50 millones de personas en los años1919-1920 en plena Primera Guerra Mundial.
A las potencias en conflicto no les interesó la vida y la salud de la población
del mundo; sino su ambición desenfrenada por el dominio mundial y su reparto
territorial de los países para tenerlos bajo su dominio económico, político y
social.
Asimismo,
la humanidad ha enfrentado otras conocidas pandemias, entre ellos: El VIH/SIDA, estimándose entre 20 y 25
millones entre sus víctimas a nivel mundial. Igualmente, el síndrome
respiratorio agudo severo (SARS),
año 2002 afectó a 8,098 personas, cobrándose 774 víctimas mortales, específicamente
del sudeste asiático. Igualmente, la
gripe aviar, año 2003, conocida como H5N1 también focalizados en el sudeste
asiático, aunque hubo que lamentar unas pocas decenas de víctimas.
Otra
enfermedad nefasta, fue la gripe A
(H1N1), también conocida como gripe porcina (2009-2010), la Organización
Mundial de la Salud (OMS) la clasificó como pandemia durante catorce meses,
originada en Norteamérica y propagada a todo el resto del mundo. Tuvo una
mortalidad baja en relación a su amplia distribución (11-21 % de la población
mundial infectada), dejando tras de sí entre 150.000 y 575.000 víctimas
mortales a nivel mundial. (https://www.infobae.com/america/mundo/2020/03/18/de-la-peste-negra-al-coronavirus-cuales-fueron-las-pandemias-mas-letales-de-la-historia/).
La pandemia,
es entendida como una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países progresivamente
o que el brote epidémico afecte a más de un continente y que los casos de cada
país ya no son importados sino provocados por trasmisión comunitaria. Es decir,
“mientras los casos son importados y el foco epidémico estaba localizado en una
región es calificada de epidemia, pero en el momento en que salta a otros
países y empieza a haber contagios comunitarios en más de un continente se
convierte en pandemia”, explica Ángel
Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey
Juan Carlos – Madrid España.
Sobre el
origen del virus COVID 19, hay diferentes versiones muchos de ellos carentes de
sustentos técnicos y científicos y otros argumentados sobre la base antojadizas
elucubraciones folclóricas y mágicas religiosas. Unos generados por grupos de
poder interesados en supuestas guerras bacteriológicas asociadas al poder económico
mundial para confundir a la población y otros promovidos por los líderes
políticos de naciones poderosas para buscar culpables y chivos expiatorios a
fin de justificar su fracaso frente a la contención de la pandemia y ocultar
cifras reales de muertos e infectados a sus intereses políticos. Frente a estos
hechos, los científicos e investigadores lograron establecer que el SARS-CoV-2
(el nombre del virus que causa el covid-19) no es una invención humana, sino
que es producto de la naturaleza. Más aun han podido determinar, a partir de
decodificar el material genético del nuevo coronavirus, que no se trata de una
creación de laboratorio, sino que es producto de la evolución natural", le
dijo a BBC Mundo el doctor Robert E. Garry, profesor de la Universidad de
Tulane, EE.UU., y uno de los miembros del equipo de investigación.
En
conclusión, esta afirmación científica, echa por tierra la teoría de que el
nuevo coronavirus es un "arma biológica" creada por el hombre. Más
aún afirma el investigador: "Pudimos establecer que, a partir de las
características genéticas del SARS-CoV-2, es imposible que alguien pudiera
haberlo creado en un laboratorio". Y para llegar a esa conclusión tuvieron
que analizar el material genético del nuevo coronavirus y compararlo con los
virus que actualmente están en los laboratorios de virología.
Asimismo, remarcó
que: "Si se tratara de una construcción de laboratorio, se tendría que
haber utilizado un virus previamente conocido como plantilla. El virus más
cercano al SARS-CoV-2 es un virus de murciélago que fue secuenciado después de
que comenzó la pandemia", anotó Garry. Finalmente subraya el científico,
que: "Además, ese virus de murciélago es solo un 96% similar al
SARS-CoV-2. No es posible completar esa distancia genética (4%) en un laboratorio".
(https://www.bbc.com/mundo/noticias-52140543)
Según la Organización
Mundial de la salud -OMS el SAR COV 02, llamada COVID 19 no es tan letal como las
ultimas epidemias de sar–gripe aviar, gripe porcina, pero es súper contagiosa y altamente transmisible. Cada persona infectada puede contagiar, en promedio,
a 2 o 3 personas, su crecimiento es geométrico o exponencial. Supongamos que
todos los seres humanos del planeta se llegaran a contagiar (7,700’000,000
habitantes, según informe demográfico de las Naciones Unidas, año2019) las personas
fallecidas serían 9,100,000 millones con una tasa de mortalidad de 0.13% a
nivel mundial. Pero, como la tasa de letalidad fluctúa en un promedio de 6%
dependiendo de cada realidad social y si se llegaran infectar 32,000,000 millones
de personas en todo el planeta hasta la fecha que se autoricen el uso de la
vacuna (probablemente setiembre 2020), estaríamos hablando de 2,240,000 muertes
a nivel mundial. Hasta la fecha 27/04/2020 han sido infectados cerca de 3
millones de personas y ya vienen falleciendo más de 208,000 mil personas.
Triste realidad para la historia de la humanidad.
También
es importante saber, que por primera vez y en tiempo récord de la historia de
la medicina ya descubrieron la vacuna para el Covid 19: China, EEUU, Alemania,
Israel, Rusia, entre otros países. Esperemos que la fase clínica experimental y
de control en los humanos tengan resultados favorables y efectivos para exterminar
el virus. Si todo va bien antes de cinco meses pueden empezar su uso
certificado (setiembre 2020). Hasta mientras solo nos queda como tarea principal
de protegernos en forma personal y comunitaria con cuidados personales y
políticas públicas de salud para bien de la humanidad y las lecciones aprendidas
sirvan para enfrentar, resistir y mitigar a la pandemia.
Por otro
lado, el coronavirus a nivel económico está profundizando una crisis
desbastadora producto de varias causas, no todas imprevisibles y no todas
relacionadas con la Covid-19. Las cuarentenas han dejado en casa tanto a
trabajadores como consumidores, generando un formidable efecto dominó en toda
la economía mundial; según la Organización Internacional del Trabajo – OIT: “Se
perderán 195 millones de empleos en solo 3 meses por la pandemia”. Cuanto más
avanza exponencialmente la pandemia, la duración de la crisis económica es aún
incierta, la actividad mundial se verá inmensamente reducida, algo que pone en
riesgo la supervivencia de innumerables empleos y empresas, así como la subsistencia
diaria de millones de trabajadores autónomos e informales (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52220090).
“A consecuencia
del virus, distintos mercados han empezado a desplomarse, llevando a algunos a
una incipiente crisis crediticia, particularmente en el sector de comercio
minorista, turismo, materias primas y aerolíneas. Como agravante, muchas
compañías dedicaron sus ingresos en los tiempos buenos a la recompra de sus
propias acciones en lugar de invertirlo en innovación y en mejoras de su
productividad. Este es un aspecto que responde a procesos anteriores al virus.
En retrospectiva, muchos mercados estaban infravalorando el riesgo de sus bonos
y acciones. Si bien era imposible predecir una pandemia, no era imposible
prever eventualmente un año de vacas flacas”. (https://elpais.com/economia/negocio/2020-03-28/la-crisis-economica-y-sus-respuestas.html)
A
nivel psicológico, el confinamiento obligatorio aplicado en varios países para
contener el avance del COVID 19, es una experiencia social traumática para la
población. Si a esto se suma el dolor por la pérdida de un ser querido, el
proceso infeccioso de los que padecen esta enfermedad, son traumas vividas en
primera persona secuelas psíquicas que pueda provocar esta epidemia. La incertidumbre
del futuro y el peligro de nuestras vidas y nuestra salud van a tener
repercusiones que dejaran huellas marcadas en nuestras experiencias de
subsistencia.
Los expertos
de la salud mental, pronostican, que: “Hasta los más fuertes, sufrirán alguna
reacción psicológica durante la epidemia y también después del flagelo
sanitario. Volver a la aparente realidad saludable, a la tranquilidad a la
rutina de antes, va tener sus propios costos del impacto social provocado en el
hombre, la calma y la normalidad va llegar, pero a costa de grave sufrimiento”.
"Se trata de reacciones normales ante como nos ha impactado el
coronavirus. No podemos esperar no tenerlas" predicen los entendidos en materia de salud mental.
Los
especialistas en Psicología Clínica y comunitaria afirman que entre las principales
manifestaciones que pueden aparecer por causa de la pandemia, son: La hipocondría, trastorno asociado muy
a menudo con la ansiedad, siendo la característica principal la preocupación y
el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de
la interpretación personal de uno o más signos o síntomas somáticos".
Cuando en realidad no existe ninguna enfermedad médica asociada a los síntomas
temidos por el paciente.
Otra
manifestación que se va padecer, es el trastorno
obsesivo compulsivo (TOC), siendo la característica esencial la presencia
de pensamientos obsesivos o actos compulsivos recurrentes. Los pensamientos
obsesivos son ideas, imágenes o impulsos mentales que irrumpen una y otra vez
en la actividad mental del individuo, de una forma estereotipada. Suelen ser
siempre desagradables (por su contenido violento u obsceno, o simplemente
porque son percibidos como carentes de sentido) y el que los padece suele
intentar, por lo general sin éxito, resistirse a ellos. (https://www.consalud.es/pacientes/especial-coronavirus/secuelas-psicologicas-trastornos-traumas-vivir-coronavirus_77056_102.html)
Asimismo,
esta pandemia provocará en miles de personas, el trastorno mixto ansioso-depresivo, que un es tipo de trastorno que
se caracteriza por la presencia combinada de síntomas propios tanto de
depresión como de ansiedad, sin tener ninguno de las dos mayores repercusiones
que el otro. Entre los síntomas, este trastorno es excesivamente angustiante
por parte de quienes lo sufren, no siendo raro que quienes lo padecen acaben
desarrollando una elevada irritabilidad, pensamientos autolíticos, consumo de
sustancias como vía de escape, deterioro de los ámbitos laboral o social, falta
de higiene personal, insomnio, hiperfagia y desesperanza (https://psicologiaymente.com/clinica/trastorno-mixto-ansioso-depresivo).
Igualmente,
la pandemia puede generar fobias simples
o específicas, que no son más que miedos ante un estímulo concreto o una
situación objetiva, por ejemplo, el miedo excesivo al contagio y a la enfermedad.
La presencia de esta situación fóbica suele provocar ansiedad e incluso una
crisis de angustia. Normalmente el objeto fóbico suele evitarse. Los pacientes
que presentan esta fobia reconocen que su miedo es excesivo.
Si
bien es cierto que estas situaciones traumáticas de índole psicológico por causa
de la pandemia, no se dará en la mayoría de la población, sino principalmente en
las personas con perfiles más predispuestos para tal situación. Es decir, en los
más sensibles, en los estresados, los inseguros, en los que han vivido experiencias
negativas, en suma, dependiendo del carácter, el temperamento y otros factores psicológicos,
familiares, medioambientales y neurobiológicos; según sea el caso particular e
individual de cada persona. Pero al final, quedará en todos nosotros una huella
marcada para siempre de nuestra historia personal por la resistencia que
estamos padeciendo frente a este flagelo sanitario.
A unos más
que a otros, el aislamiento por el coronavirus afectará nuestra salud mental y
todos los cambios y efectos que rodean al confinamiento. El estado de estrés, la
angustia e incertidumbre afectaran nuestras emociones y sentimientos,
desajustando nuestra salud mental. La ansiedad, miedo y apatía, pueden ser los
principales protagonistas en estos días. Estas emociones son consecuencia de la
incertidumbre que la situación genera.
Pueden aparecer pensamientos de tipo catastrofistas y anticipatorios,
poniéndonos en los peores y más improbables escenarios, pero que nos generarán
un gran malestar.
Además,
frente a nuestro futuro, la pandemia nos genera una situación de incertidumbre.
No sabemos que va pasar en el futuro y así poder anticiparnos a lo que va a
ocurrir y como no es posible tener el control de las cosas nos generará mayor
ansiedad y frustración. Esta misma incertidumbre a mucho de nosotros nos lleva a
la búsqueda de información constante, en algunos casos hasta maniaca. Y, por
otro lado, nos encontramos frente a una sobredimensionada información vulgar,
anticientífica e interesada a través de las nuevas tecnologías de información y
comunicación - TICs (internet) y las redes sociales que, en vez de
esclarecernos, más nos confunde. Frente a este caso tenemos que tener mucho cuidado
porque muchas de las informaciones que estamos recibiendo no son de fuentes
oficiales y confiables que pueden llevarnos a cometer errores generando
consecuencias negativas sobre nuestro estado de salud física y emocional.
Los
seres humanos somos seres sociales por excelencia, necesitamos relacionarnos
con los demás para nuestra supervivencia. La cuarentena, específicamente es una
estrategia para contención de la pandemia y no colapse el sistema sanitario de
cada país, es un aislamiento social obligatorio que todos resistimos, según la
función social que cumplimos cada uno de nosotros (estado de emergencia y toque
de queda). Estas experiencias nuevas de
convivencia y falta de libertad para realizar nuestras actividades laborales,
deportivos, escolares, universitarios, entre otros y al no poder realizarlos
nos pueden llevar a sentir una gran angustia y tristeza. A
largo plazo, el confinamiento o aislamiento puede ser causa de la aparición de
trastornos de tipo emocional, como ansiedad y depresión o trastornos pos estrés
postraumático.
Pero, los
seres humanos somos creativos por excelencia y tenemos que buscar nuevas
relaciones sociales y estrategias de sobrevivencia dentro del confinamiento. El
uso del internet y las redes sociales ahora son necesarios para ofrecer
servicios de compra y venta online, los servicios educativos de enseñanza no
presenciales, las actividades financieras y los pagos de servicios en línea se
han acelerado con esta crisis sanitaria. En muchos casos, nuestros hogares se
ha n convertido en nuestro centro de trabajo, de ocio, de descanso o nuestro
lugar de hacer deporte. En fin, tenemos que repotenciar los espacios físicos en
multiusos para cada actividad. Un verdadero cambio de chip en nuestras vidas. ((https://www.psicologiamadrid.es/blog/articulos/psicologia-y-coronavirus/coronavirus-efectos-psicologicos-generados-por-el-confinamiento)
Otro dato
relevante que tenemos que conocer, es que recién en 1796 el médico inglés
Edward Jenner realizó la primera vacunación de la historia contra la viruela,
después de 28 años de investigaciones y perseverancia científica. El suyo es un
ejemplo de constancia y método científico, pero también de una audacia que hizo
que hace 120 años le tomaran por loco y que hoy le habría llevado a prisión.
Sin embargo, la idea de la vacunación no surgió de un ‘momento Eureka’ de
Jenner: en su época ya se practicaba la variolización, o inoculación de costras
o pus de la viruela en personas sanas para protegerlas de lo que entonces era
una terrible plaga.
La historia
de los tres últimos siglos nos enseña que existen tres formas de contener una
pandemia para desterrarlo. La primera implica el aislamiento social o confinamiento con restricciones
complementarias sobre la libertad de desplazamientos, movimiento y reuniones
sociales, acompañada de pruebas masivas para el diagnóstico de infección y cortar
su transmisión por completo. La segunda forma consiste en desarrollar una vacuna, sobre este caso, existen ya más de cinco países
(China, EEUU, Alemania, Israel, Rusia y otros) que han descubierto hasta la
fecha y están en fase de experimentación y todas las posibilidades indican que
podían tardar hasta el año 2021.
Finalmente,
de acuerdo a las experiencias históricas, la tercera podría ser la más
efectiva, aunque también la más terrible. Hoy es conocida como la inmunidad colectiva o inmunidad de
“rebaño”, que no es más que otra cosa de esperar a que haya una cantidad
suficiente de personas infectadas y los que sobreviven desarrollarán inmunidad,
lo que hará que el brote desaparezca por sí solo, ya que el germen tendría cada
vez más dificultades para encontrar un huésped vulnerable. En la práctica, las
generaciones pasadas vivieron estas trágicas experiencias para enfrentar a las
pandemias. Es decir, que la población adquiere inmunidad colectiva contra una
infección para poder detener eficazmente la propagación de dicha enfermedad.
Algunos epidemiólogos hablan que aproximadamente un 60% de la población tendría
que ser infectada para el surgimiento de la inmunidad colectiva. Es parte de la
historia de la supervivencia de la humanidad.
Esta forma
de contener la propagación del virus, en donde un alto porcentaje de una
población se vuelve resistente, su propagación se detiene de forma natural
porque no hay suficientes personas capaces de transmitirlo. Por lo tanto, esa
"población " es inmune, aunque muchas personas dentro de ella todavía
no lo sean.
Desde mi
punto de vista, este procedimiento se convierte en un método aterrador y espantoso
para la ciencia moderna, donde solo se debe contemplar la posibilidad de que
miles de millones de personas se infecten con el COVID 19, que tiene una tasa
de mortalidad estimada por infección de alrededor del 2% hasta el 6%
aproximadamente, según cada realidad social. En la actualidad, la ciencia
médica y la tecnología están para dar saltos cualitativos a fin de desterrar el
virus y dar su aporte con el surgimiento de nuevos mártires y apóstoles de la
medicina en defensa de la vida y la salud de la humanidad. (https://www.technologyreview.es/s/12035/que-es-la-inmunidad-de-grupo-y-como-puede-detener-al-coronavirus).
A pesar de que
el Covid 19, es un virus maligno para la vida y la salud de los seres humanos y
que dejará profundas huellas en nuestra existencia liquidando miles de personas;
nos va dejar también enseñanzas y lecciones nuevas para nuestras vidas y nuevos
aprendizajes sociales para una nueva convivencia armónica y equilibrada entre
nosotros y el planeta que nos cobija. Equilibrio y armonía necesarios entre todos
los seres vivientes con el ecosistema en que vivimos.
Hoy más que
nunca, es hora de reflexionar seriamente todo el daño irreparable que ha
generado el hombre sobre la tierra, Tenemos que hacer un balance crítico para
dar un nuevo salto al progreso en la historia de la humanidad, pero con nuevas
actitudes y valores frente a nuestro planeta. Plantear un futuro distinto para
virar hacia nuevos cambios y nuevos tiempos para bienestar de la humanidad, su preservación
y conservación como especie y las otras especies que nos rodean. Nuevas formas
de relacionarse en donde prime el amor universal por el hombre que se encuentra
en la vida misma, la solidaridad sea el eje de confluencia entre las personas y
el valor por la salud y la vida sus principales fundamentos para el desarrollo equilibrado
del ser humano.
En paralelo tenemos que repensar nuevas estrategias
de planificación urbana, equilibradas sin congestionamiento, hacinamiento y vida
en las periferias como animales. Cada país tiene que velar por fundar o rediseñar
ciudades modernas armoniosas con la naturaleza y todos los servicios básicos necesarios
para mejorar calidad de vida y exista el respeto a la ley y a las normas para una
convivencia social equitativa.
En conclusión,
los efectos de la pandemia, son una locura colectiva emocional para virar a
nuevos tiempos y nueva vida y promover en forma sostenida una respiración del
planeta en donde vivimos para su preservación e equilibrio, bregar por la disminución
de la contaminación del agua y el aire, batallar por la reducción de la deforestación,
la desaceleración del calentamiento global y la preservación de especies en proceso
de extinción, tanto de la flora y la fauna. En fin, tiene que nacer un nuevo hombre
para tiempos nuevos y la locura pandémica se convierta en motor ecuánime y
racional para bienestar de la humanidad.
Bach. ALFREDO CHÁVEZ OLIVERA