martes, 11 de agosto de 2020

Las epidemias y pandemias: una mirada crítica al manejo de la COVID-19 en el Perú


La historia de las enfermedades en los últimos tres siglos nos enseña que existen tres formas principales para contener una epidemia o pandemia y erradicarla de nuestro entorno:

  1. El aislamiento social o confinamiento, una estrategia comunitaria que implica permanecer el mayor tiempo posible en casa bajo estrictas normas sociales, acompañado de pruebas masivas para diagnosticar y cortar la transmisión del virus.

  2. La inmunidad de grupo o colectiva (inmunidad de rebaño), que consiste en esperar a que una cantidad suficiente de personas se infecte y los sobrevivientes desarrollen inmunidad.

  3. El desarrollo de una vacuna eficaz.
    (Fuente: MIT Technology Review)

El fracaso del confinamiento en Perú y Latinoamérica

La estrategia del confinamiento como política estatal fracasó en Perú y gran parte de Latinoamérica, principalmente por la alta informalidad de nuestras economías: comercio ambulatorio, transporte público caótico, micro y pequeñas empresas fuera del marco legal, y un amplio sector poblacional excluido del sistema crediticio y de protección social.

Un claro ejemplo es la informalidad laboral, que en 2017 representaba alrededor del 71% de la población económicamente activa (PEA). Ese año, el sector informal comprendía 7.1 millones de unidades productivas y generaba el 18.6% del PBI.
(Fuente: INEI - Informalidad 2017)

Pobreza estructural y condiciones precarias

Otro factor clave en el fracaso fue la pobreza estructural. Según el INEI, en 2019 más de 6.4 millones de peruanos (20.5%) vivían en situación de pobreza. Tras la pandemia, se estimó que más de 3 millones adicionales caerían en esta condición, elevando el índice al 29.5% en 2020.
(Fuente: RPP)

Muchas familias se vieron obligadas a salir a trabajar “día a día”, sin agua potable, sin servicios básicos y enfrentando el dilema de “morir por el virus o de hambre”.

Medidas insuficientes y mal ejecutadas

Perú fue uno de los primeros países de América Latina en declarar una cuarentena obligatoria (desde el 16 de marzo hasta el 30 de junio de 2020). Se aplicó una inmovilización social nocturna, sin embargo, solo el 72.5% de la población la acató plenamente.

A ello se sumaron otros problemas:

  • Migraciones internas descontroladas de pobladores hacia sus regiones de origen.

  • Bajo nivel educativo y escasa conciencia cívica.

  • Débil institucionalidad, corrupción y falta de liderazgo político.

  • Incumplimiento de normas por parte de miles de ciudadanos. Hasta el 7 de abril de 2020, más de 52,000 personas fueron detenidas por violar las medidas sanitarias.
    (Fuente: Gestión)

Factores determinantes del fracaso

Cinco factores explican el descontrol del brote en Perú:

  1. Informalidad estructural.

  2. Falta de logística de abastecimiento.

  3. Aglomeraciones en mercados.

  4. Colas en bancos para cobrar bonos.

  5. Hacinamiento en viviendas.
    (Fuente: BBC)

Además, la corrupción generalizada en todos los niveles del Estado agudizó el colapso. Se perdieron meses cruciales desde la llegada del virus al país, pese a haber tenido tiempo de observar las experiencias de China, Europa y Estados Unidos.

Estadísticas y dudas sobre la veracidad de cifras

Hasta el 9 de agosto de 2020, Perú tenía 471,071 casos confirmados, siendo el cuarto país con más casos en América. En muertes por millón de habitantes (al 10 de agosto), lideraba el continente con 665 muertes por millón.

No obstante, cabe cuestionarse la precisión de estas cifras. En muchos casos, no se realizaron autopsias y diversas causas de muerte fueron atribuidas automáticamente al COVID-19. La prensa sensacionalista y la falta de datos oficiales transparentes alimentaron la desinformación.

Contraste con Asia: confinamiento exitoso

En contraste, países como China, Japón, Corea del Sur, Vietnam y Singapur aplicaron confinamientos eficaces, con infraestructura sanitaria sólida, ciudadanía disciplinada y baja corrupción, logrando tasas mínimas de contagio y mortalidad.

El papel de la OMS y el negocio farmacéutico

Durante la pandemia, el monopolio farmacéutico y la OMS han sido duramente criticados. Esta última, por su aparente lentitud, burocracia y ambigüedad en sus recomendaciones, alejándose de su objetivo de garantizar la salud como un derecho humano.

La inmunidad colectiva: ¿una estrategia brutal?

La llamada inmunidad de grupo implica dejar que el virus se propague hasta que una mayoría de la población se inmunice. Sin embargo, es una estrategia cruel y peligrosa: en Perú, esto implicaría que más de 18 millones de personas se infecten.

Estudios preliminares en ciudades como Iquitos revelaron tasas de contagio del 71%, pero en otras regiones los porcentajes fueron mucho menores.
(Fuente: Ojo Público)

El caso de Suecia demuestra que esta estrategia tiene un altísimo costo humano, con tasas de mortalidad mucho mayores que sus vecinos escandinavos.

La esperanza: la vacuna

La vacuna es la única salida viable. Hasta agosto de 2020, más de 150 proyectos estaban en marcha. Entre los más avanzados:

  • Moderna (EE.UU.)

  • AstraZeneca - Universidad de Oxford

  • BioNTech-Pfizer (Alemania-EE.UU.)

  • Sinovac y Sinopharm (China)

  • Sputnik V (Rusia)

El 11 de agosto de 2020, Rusia registró oficialmente su vacuna, la Sputnik V, convirtiéndose en el primer país en hacerlo.

Resiliencia popular y medicina tradicional

Frente al abandono estatal, la población recurrió a la medicina ancestral: infusiones de hierbas, vaporizaciones, gárgaras, alimentos naturales, uso de plantas medicinales como matico, eucalipto, kion, entre otros.

Asimismo, se popularizaron medicamentos esenciales como aspirina, ivermectina, dexametasona, pese a las advertencias de la OMS, y también se consumió el polémico dióxido de cloro (CDS), sin respaldo científico.

Conclusión

La pandemia expuso las profundas debilidades estructurales del Perú y América Latina: informalidad, pobreza, corrupción, bajo nivel educativo y un sistema sanitario frágil. Frente a la ineficacia del confinamiento, solo queda esperar la vacunación masiva como solución definitiva.

Solo el pueblo salvará al Perú, y solo la vacuna salvará a la humanidad.

Autor: Bach. ALFREDO CHÁVEZ OLIVERA

BILIOGRAFIA ELECTRONICA:

1.    El Coronavirus y su Impacto en la Sociedad Actual y Futura,  Covid 2019, Arturo Manrique Guzmán, MAYO 2020 (https://colegiodesociologosperu.org.pe/wp-content/uploads/El-Coronavirus-y-su-impacto-en-la-sociedad-actual-y-futura-mayo-2020.pdf)

2.    Estado de Emergencia Sanitaria: El problema de la informalidad laboral en una economía confinada, Serie Informes Especiales Nº 02-2020-DP, Defensoría del Pueblo, mayo 2020. (https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2020/04/Serie-de-Informes-Especiales-N%C2%B0-02-2020-DP-Problema-de-la-informalidad-laboral-en-una-economia-confinada.pdf)

3.    Uso tradicional de plantas medicinales para el tratamiento de infecciones respiratorias agudas en niños menores de 5 años de la comunidad rural de Margos – Huánuco, Bach. Cajaleón De La Cruz, Jhanela Araceli. Universidad de Huánuco, año 2018 (http://docs.bvsalud.org/biblioref/2018/10/915646/uso-tradicional-de-plantas-medicinales-para-el-tratamiento-de-i_dQPcgb4.pdf)

 

lunes, 27 de abril de 2020

LA PANDEMIA: UN GIRO HISTÓRICO PARA LA HUMANIDAD


La generación de los baby boomers (una de sus principales características fue la alta tasa de natalidad), nacidos entre los años 1946 y 1965 en la posguerra —posterior a la Segunda Guerra Mundial—, no ha sido protagonista de hechos nefastos de magnitud mundial. De igual manera, las generaciones "X", "Y", "Z", o los llamados millennials, tampoco han sido actores de eventos catastróficos y apocalípticos, como quizás lo fueron las generaciones nacidas antes de las dos guerras mundiales, quienes padecieron las devastadoras consecuencias de los conflictos bélicos, así como la pandemia de la llamada "gripe española" (1919-1920), causada por el virus Influenza A subtipo H1N1, que cobró la vida de más de 50 millones de personas en todo el mundo.

En la actualidad, los nacidos en las décadas de 1940, 1950 y 1960, junto a las nuevas generaciones, enfrentamos los estragos de un enemigo invisible con profundas repercusiones económicas, políticas, sanitarias y psicológicas a nivel global: el coronavirus SARS-CoV-2, más conocido como COVID-19. Hoy, como nunca antes, vivimos en carne propia los embates de una pandemia que ha puesto en jaque a la humanidad, dejando al descubierto las limitaciones y precariedades de los sistemas de salud pública, tanto en países ricos como, con mayor crudeza, en países pobres. 

Mitigar esta realidad concreta depende, en gran medida, del liderazgo de las naciones y de la implementación de planes estratégicos eficaces que consideren todas las variables sanitarias, legales y sociales. La población organizada, así como diversas medidas complementarias, también juega un papel crucial para contener al virus y evitar su propagación, en resguardo de la vida y la salud de millones de personas.

Durante la primera etapa de la pandemia, algunas estrategias de contención demostraron mayor eficacia. Es el caso de China, Japón y Corea del Sur, cuyos gobiernos enfrentaron la crisis con responsabilidad y disciplina. En contraste, países del centro de Europa como España, Italia, Francia y Reino Unido sufrieron trágicas pérdidas humanas, en parte por la tardía o ineficaz respuesta inicial. En Estados Unidos, la actitud negacionista y los cálculos políticos del entonces presidente Donald Trump costaron la vida a más de 55,000 personas para abril de 2020, una cifra dolorosa para la historia de la humanidad.

Los virus y su origen natural

La historia de los virus se remonta a más de 10,000 años a.C., cuando el ser humano se volvió sedentario y comenzó a domesticar animales y plantas. Muchos virus pasaron de los animales al hombre. Cabe resaltar que no todos los virus son dañinos; algunos incluso pueden destruir bacterias o combatir virus letales. Los virus son agentes microscópicos acelulares que solo pueden multiplicarse dentro de las células de otros organismos. Están compuestos por material genético, y al infectar una célula, obligan a esta a replicarlos.

Los estudios antropológicos y arqueológicos indican que el promedio de vida en la antigüedad era de apenas 18 años. Gracias al desarrollo de la medicina y las vacunas, esta cifra ha aumentado progresivamente. Para el año 5000 a.C., la esperanza de vida no superaba los 23 años. En la Edad Media era de 27 años. En el Perú, en la década de 1950 era de 42 años, y para 2019 alcanzó los 76.5 años, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

A nivel mundial, en 1960 la esperanza de vida era de 52.5 años; hoy supera los 72 años. Esta mejora es producto de los avances científicos y de las políticas de salud pública que, aunque aún insuficientes, han prolongado significativamente nuestra existencia.

Reflexiones desde la selección natural hasta el impacto psicológico

La pandemia también ha puesto en debate conceptos como la selección natural, propuesta por Charles Darwin en El origen de las especies (1859). Esta teoría ha sido malinterpretada y utilizada por algunos líderes políticos para justificar decisiones insolidarias, como minimizar el valor de los adultos mayores en los sistemas previsionales. Esta postura, además de antihumana, recuerda peligrosamente a la obsoleta teoría malthusiana sobre el control de la natalidad.

Las pandemias más letales de la historia, como la viruela, el sarampión, la peste negra o la gripe española, han dejado lecciones importantes. El VIH/SIDA, el SARS (2002), la gripe aviar (2003), la gripe porcina (2009-2010), y ahora el COVID-19, forman parte de ese legado doloroso pero aleccionador.

Una pandemia se define como una enfermedad epidémica que se extiende a varios países o continentes con transmisión comunitaria. El COVID-19 ha demostrado ser menos letal que otras epidemias recientes, pero extremadamente contagioso. Hasta abril de 2020, con una tasa de letalidad promedio del 6%, se estimaban más de 208,000 muertes a nivel mundial.

Contrario a algunas teorías conspirativas, la ciencia ha confirmado que el SARS-CoV-2 no es una creación de laboratorio. Investigadores como el doctor Robert E. Garry, de la Universidad de Tulane, sostienen que el virus tiene un origen natural, como lo revela su estructura genética.

Impactos económicos, sociales y psicológicos

La pandemia ha provocado una crisis económica sin precedentes. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que se perderían más de 195 millones de empleos en tres meses. Sectores como el turismo, el comercio minorista y las aerolíneas han sido duramente golpeados, agravando desigualdades estructurales.

En el plano psicológico, el confinamiento ha generado estrés, ansiedad, depresión y trastornos obsesivo-compulsivos. El miedo al contagio, la incertidumbre del futuro y el exceso de información —no siempre confiable— afectan la salud mental de millones. Los seres humanos, sociales por naturaleza, sufren el aislamiento. Sin embargo, también han desplegado creatividad y resiliencia: los hogares se han transformado en centros de trabajo, escuelas, gimnasios y espacios de entretenimiento.

Las vacunas y el futuro

Edward Jenner realizó en 1796 la primera vacunación contra la viruela, sentando un hito en la historia de la medicina. Desde entonces, la humanidad ha aprendido que hay tres formas de contener una pandemia: el aislamiento social, el desarrollo de vacunas, y la inmunidad colectiva. Esta última —también llamada inmunidad de rebaño— implica que un alto porcentaje de la población se contagie, sobreviva y adquiera inmunidad, lo que detiene la propagación del virus. Sin embargo, es un enfoque éticamente cuestionable y de altísimo costo humano.

El COVID-19 dejará una huella imborrable en la historia. Pero también enseñanzas. Nos obliga a repensar nuestras relaciones con la naturaleza, el modelo económico, la planificación urbana, y nuestras prioridades como sociedad. Necesitamos un nuevo pacto ético basado en la solidaridad, la sostenibilidad, y el respeto por la vida.

Conclusión

Los efectos de esta pandemia representan un punto de inflexión para la humanidad. Es hora de replantear el rumbo, construir un futuro diferente y propiciar una convivencia más armónica con nuestro planeta. Que esta crisis no sea solo un capítulo oscuro, sino el inicio de una transformación necesaria para un mundo más justo, saludable y humano.


Bach. Alfredo Chávez Olivera