(Nota: me he visto obligado a reproducir una pequeña parte del libro "Pandillas, Una Salida desde sus Voces" publicado en el año 2000, con la finalidad de contrarrestar la
piratería sobre el tema, debido que este mismo contenido viene siendo difundido
por diferentes personas dentro del ciberespacio atribuyéndose su autoría).
CAUSAS
La problemática de la
violencia adolescente y juvenil es compleja, pues están involucrados aspectos
familiares, económicos, sociales y culturales. De allí que la intervención
requiera de la participación de diferentes agentes sociales y servicios, en forma
complementaria, concertada y coordinada.
1. La desintegración familiar y el abandono moral
Es la principal causa para que los adolescentes y
jóvenes se integren a las pandillas. La familia como institución básica de la
sociedad está en crisis; hay un alto porcentaje de separaciones y abandono
familiar. Por otro lado, la ausencia de
los padres, empujados por la crisis a dedicar más tiempo a la obtención del
ingreso familiar, genera un vacío que la sustitución de la crianza de los hijos
por otros familiares o conocidos no puede llenar.
Las presiones económicas obligan a ampliar los
horarios de trabajo y a eliminar los momentos dedicados a la integración
familiar, la afectividad y la recreación entre padres e hijos, elementos
importantes en su formación. Este estado de abandono familiar y moral en
diferentes grados y formas, algunos de ellos violentos y traumáticos,
contribuye a que los jóvenes y
adolescentes que proceden de estos hogares sean fácilmente captados por
las pandillas, en las que encuentran el
apoyo, afectividad, identificación y referencia grupal que no encuentran en su
propio entorno familiar.
2. La desocupación y el desempleo
Si
para el común de los jóvenes es difícil conseguir un empleo, para quienes están
involucrados en pandillas, esto resulta mucho más complicado, pues están en
desventaja frente a los demás, debido a su menor nivel educativo, y menores
capacidades y habilidades; esto sin considerar la carencia de recomendaciones,
“imagen personal”, y los prejuicios y desconfianza que generan en sus
potenciales empleadores. Por otro lado, debido a su aislamiento social, no
tienen acceso a participar en programas de promoción del empleo juvenil. Cuando
se les pregunta a ellos, a sus familiares o a la gente de su barrio por qué
realizan actos violentos, la respuesta más común atribuye a la “ociosidad” como
la motivación principal.
Es
evidente, entonces, que un tratamiento integral al pandillaje tiene que
contemplar entre sus alternativas, promover el empleo y la formación técnico
laboral de estos adolescentes y jóvenes como una vía clave para incorporarlos
adecuadamente a la sociedad.
En
Perú, la población desempleada comprendida entre los 14 a 24 años de edad es de
13,1%, mientras que la subempleada llega al 49,9% (INEI. Proyección 1999). Es
decir, 63% de nuestros jóvenes están desempleados o subempleados. En Comas, el
48,7% de los jóvenes realizan alguna actividad laboral por la cual perciben un
ingreso; sin embargo, su inserción en el mercado laboral se da en condiciones
de subempleo y bajos salarios.
Después de más de diez años de violencia social en
nuestro país, las nuevas generaciones han crecido en una sociedad que ha
convivido con la muerte y la destrucción, y, principalmente, con la pérdida del
respeto a la vida; el desprecio a la
autoridad y las leyes; al derecho de los demás, ideas y actitudes que
promovieron tanto los grupos subversivos como
la guerra sucia desde el Estado.
Golpeada y desarticulada la subversión, los métodos
utilizados por Sendero Luminoso y el MRTA han sido copiados por otros fenómenos
violentos de las zonas urbanas, como las bandas delincuenciales que proveídas
de armas de guerra, han asimilado los niveles de organización, seguimiento y
operativos paramilitares de los grupos subversivos. En los barrios, las
pandillas y los delincuentes más avezados han copiado,
también, estos métodos violentos. Así, muchos ven a estos elementos como
ejemplos a seguir, y creen que la única autoridad y respeto debe ser impuesta
por la fuerza y la violencia.
Desde el Estado, no existen referentes positivos
visibles para los jóvenes. El estilo de gobierno, que ha caracterizado los diez
años del régimen fujimontesinista, no difiere
mucho del que practica el actual gobierno. Existe una justificación e
imitación a un estilo de relación basada en el abuso del poder, en la
violencia, en el desprecio por los derechos de los demás.
En las familias, la
violencia contra la mujer y los hijos se ha incrementado dramáticamente. El
maltrato y abuso sexual infantil y adolescente tiene como sus principales
abusadores a los propios miembros de la familia. La oficina de la DEMUNA de
Comas tiene entre sus principales casos de atención, la demanda de alimentos y
el maltrato físico y psicológico.
Estas
situaciones marcan la vida de nuestros niños y adolescentes, predisponiéndolos
para soportar o descargar violentamente los traumas que llevan dentro en
quienes consideran más débiles o vulnerables.
4. La pobreza
Si bien la pobreza no es justificación para la
existencia de las pandillas, esta situación sÍ contribuye con ello. El 60% de
las pandillas registradas en el año 2000 proceden de las partes altas del
distrito. Los hogares de los que proceden la mayoría de los integrantes de
pandillas carecen de condiciones mínimas de vivienda y, en un alto porcentaje,
han abandonado sus estudios por la falta de recursos económicos o la desintegración familiar.
La población
de las partes altas de Comas pertenece a los grupos socio – económicos C, D y
E. Los estratos de pobreza extrema se ubican en los nuevos asentamientos
humanos donde carecen de servicios básicos (luz, agua, desagüe), no cuentan con
pistas y veredas. Además, los padres de familia, en un buen porcentaje, tienen
un bajísimo nivel educativo y la tasa de crecimiento supera el 3,0%.
5. La marginación y exclusión social.
La
exclusión social en los adolescentes y jóvenes
integrantes de pandillas se da en varios niveles:
a)
en el plano
familiar, porque son excluidos de ser parte de una familia integrada en la que
la unidad familiar está fraccionada y la comunicación entre sus miembros,
mutilada, completando una disfuncional dinámica familiar desde antes del
nacimiento de algunos de ellos(as) por ser hijos(as) no deseados de sus padres.
b)
Están excluidos del
sistema educativo; algunos nunca han asistido, otros han desertado y muchos de
ellos han terminado la secundaria sin ver en ello ninguna utilidad para su
futuro.
c)
No tienen acceso al
mercado laboral por encontrarse en una situación de desventaja e incompetencia,
carentes de capacitación, experiencia, y formación técnica y profesional.
d)
Desconocimiento de
sus derechos y deberes como persona, el ejercicio de la ciudadanía y su
participación en el desarrollo local.
e)
Desinformación de
sus derechos sexuales y reproductivos; el ejercicio sexual responsable, la
prevención frente a las enfermedades de transmisión sexual y SIDA, y
finalmente,
f)
Excluidos de la
recreación, el deporte y la cultura.
Esta marginalidad social tiene consecuencias
funestas. Un(a) adolescente o joven excluido(a) socialmente está marginado(a)
de oportunidades para su desarrollo personal y familiar. Y un(a) marginado(a)
social es un(a) resentido(a) social; potencial futuro infractor de las leyes,
normas y reglamentos de buena convivencia que a la postre afecta la seguridad
ciudadana y cultura de paz en nuestra localidad.
Esta
múltiple exclusión social contribuye a crear una sub-cultura juvenil con
sus propias normas, valores, conductas y
expresiones de vida en la que se impone como practica el ejercicio de la
violencia. Por lo general, estos adolescentes y jóvenes sienten que la sociedad
poco o nada puede ofrecerles para solucionar sus necesidades o aspiraciones; y
lo peor, es que muchos de ellos no se sienten parte de ella. Por ello, la
sociedad, entendida ésta como sus instituciones y ciudadanos, tiene la
obligación de incorporar, resocializar y
reorientar estas conductas para afirmar los derechos y la participación de
todos y todas en la construcción de una cultura de paz y desarrollo humano.
5. La pérdida de valores y habilidades sociales
El amor, el respeto, la veracidad y la honradez son
valores que cada vez tienen menos vigencia al interior de las familias y la
comunidad. Por otro lado, no se promueve habilidades sociales como la
autoestima, la toma de decisiones y la asertividad. Esto explica por qué
los(as) integrantes de pandillas tienen poca valoración de su persona y
expresan sentimientos de destrucción recogidos casi siempre de su ámbito
familiar: no tienen sentido de responsabilidad y generalmente, el desacierto y
desatino caracterizan sus decisiones pues carecen de espacios de diálogo y comunicación adecuados
para discutir sobre sus necesidades o intereses, y afrontar sus problemas
personales o las situaciones que se presentan dentro del hogar.
6.- La emoción por
la violencia
Cuando en diciembre del 2000 publicamos el libro “Pandillas, Una Salida desde su Voces”, al
identificar las causas y factores que originan la violencia juvenil en Comas,
obviamos citar el componente psicológico, considerado la adrenalina de la
violencia; composición psicobioquímica que impulsa a los jóvenes integrantes de
“pandillas” a la búsqueda de nuevas sensaciones y emociones placenteras en sus
aventuras y “guerreos” callejeros.
Jimmy, integrante de “Los Hooligans”, manifestaba lo siguiente
sobre la emoción por la violencia: “…sentimos temor a que nos pueda suceder algo
grave y al mismo tiempo un gusto y placer de querer atrapar a alguien del otro
bando y convertirlo en nuestro trofeo de guerra (banderas, polos, zapatillas, meterle cuchillo, etc.). No retroceder nunca…ir siempre adelante…hasta
la muerte…es la consigna”. Explicación que desnuda la motivación por afrontar
los peligros, las conductas temerarias, por jugar con la muerte; es una
verdadera catarsis que permite la
liberación emocional de sus frustraciones y tensiones temperamentales que, en
otras ocasiones, se tiñe con sentimientos de pena y dolor cuando hay víctimas o
heridos entre sus miembros.
Los investigadores de las conductas humanas siempre
han unido la violencia con el sexo y el alcohol para explicar los fenómenos
juveniles. Y en nuestro medio también se repite este comportamiento. A diferencia
de otros fenómenos, en la “pandillas” también se conjuga estos elementos. Pero
para el caso especifico del “guerreo” principalmente; se consume el alcohol;
estimulante poderoso y eufórico que les llena de valor.
“Mico” de “Los Chabelos” abrevia esta explicación
mencionando lo siguiente: “…el alcohol nos empila (motiva) en el “guerreo” para
preparar y batutear los enfrentamientos. Por experiencia; el que está en humo
(Pasta básica o marihuana) no va al choque porque te produce miedo. Tenemos
temor y nos pone duros…no te puedes regalar al rival”. En resumen, el alcohol
se convierte en el estimulante básico de la emoción por la violencia mostrando
una mayor dosis de agresividad y violencia a la “pandilla” en sus combates
cotidianos
Factores que incrementan la violencia juvenil
A.
Los medios de
comunicación social
El trato que los medios de comunicación –salvo raras excepciones- han
dado y dan a este tema, no ha contribuido a
solucionar o disminuir el pandillaje. Al contrario, titulares
sensacionalistas, imágenes y fotografías que magnifican estos hechos y los
hacen protagonistas, contribuyen a que estos jóvenes expresen que por esta vía
“nos hacemos famosos”, “figuramos” o “nos
jamoneamos ante los demás”, opiniones que dan cuando se les pregunta sobre los
efectos que tiene en ellos el que los medios de comunicación se ocupen de sus
actos de violencia.
La opinión e imagen que la población tiene sobre
“los pandilleros” es, en gran medida, producto de la imagen que los medios han
creado de estos jóvenes: seres irracionales, salvajes e irrecuperables,
mezclando delincuencia y pandillaje que parece pero no es lo mismo, pues no
todos son delincuentes. Por otro lado, cuando los medios priorizan y
magnifican los hechos en sí, antes que
las causas y las soluciones, no están ayudando sino echando más leña al fuego.
Así, es fácil entender la opinión de gente que pide cárcel y pena de muerte
para estos jóvenes o la aceptación de leyes como la de “pandillaje pernicioso”,
que atenta contra convenios internacionales sobre los derechos de los niños y
adolescentes firmados por Perú.
Una solución integral requiere la participación
educadora de los medios de comunicación, promoviendo la sensibilización y
participación social de los diferentes espacios y actores que existen en la
sociedad. A nivel local, los medios de comunicación del distrito pueden
concertar la realización de campañas participativas de la población en un plan
de acción integral sobre este tema, pues una política de acción al respecto
debe no solamente trabajar al interior de los propios grupos de pandillas, sino
también de la propia comunidad, para que
la población empiece a mirarlos como seres humanos y a entender que todos somos
parte del problema y de las soluciones.
B.
La imitación de
patrones de conducta de los delincuentes mayores
Todo barrio “que se respete” tiene sus vecinos
famosos. Así, en la calle, en la esquina del barrio, delincuentes mayores
(asaltantes, secuestradores, etc.) son personajes “célebres”, tomados como
modelos y héroes al interior de las pandillas. Los actos delictivos que cometen
estos personajes son comentados y magnificados en sus reuniones. Incluso hay
algunos, cuya fama trasciende los límites del barrio, que hacen las veces de
”padrinos” o protectores frente a otras pandillas rivales; así, en los
enfrentamientos entre pandillas son los momentos en los que estos jóvenes
imitan a sus “héroes”.
C.
La carencia de
programas integrados de atención a la juventud
No existen políticas públicas de juventud en los
espacios locales, metropolitanos y nacionales, sino más bien programas,
proyectos e iniciativas aisladas de poco impacto, implementados tanto desde los
organismos del Estado como de las ONGs u otras instituciones privadas y desde los propios jóvenes; menos aún existe
un organismo rector que centralice a nivel nacional o metropolitano estas iniciativas.
El distrito de Comas, el segundo más poblado del
Perú con alto porcentaje de población
juvenil, carece de programas de promoción y desarrollo integral de la juventud
que permitan la participación y el protagonismo de los propios jóvenes, a
partir de sus propias demandas y soluciones. La formación de la Mesa de Juventud
de Comas es una iniciativa que pretende llenar este vacío y que debe ser
fortalecida con la presencia activa de los propios jóvenes y sus
organizaciones.
Bach. ALFREDO MARIO CHAVEZ OLIVERA
BIBLIOGRAFIA:
·
“Pandillas, Una
Salida desde sus Voces” Alfredo Chávez Olivera & Walter Erazo Tamayo,
Convenio Revista Chasqui-Municipalidad de Comas, Fondo Editorial Comas, año
2000, 100 pp.
·
Revista “Mi Jato”,
Centro de Atención a la Violencia Juvenil; Convenio Revista Chasqui-Municipalidad
de Comas, Fondo Editorial de Comas, impresión VARGRAF, año 2001, 27 pp.