De
Maras “Salvatruchas” a Maras “Perucocholos”
(Imitación burda y alienante de jóvenes peruanos en
situación de riesgo y exclusión social magnificadas por la prensa amarilla)
Si bien es cierto, que a los países
latinoamericanos nos une lazos comunes de orden étnico, cultural, económico,
social y político; pero diferenciados uno de los otros. El Perú, tiene
características muy peculiares respecto a los demás países latinoamericanos por
su enraizada esencia dentro del antiguo mundo andino, milenario, místico,
mágico, pluricultural y multilingüe. Estos factores nos distinguen notablemente
de los otros países a pesar de la aplastante globalización mundial y la
internacionalización de los fenómenos sociales. Por tanto, no pueden replicarse
los mismos fenómenos en forma mecánica y alienante; sino responder o adecuarse a
cada realidad y/o contexto social.
El origen de los maras “Salvatruchas” son
consecuencia del desplazamiento forzado de inmigrantes centroamericanos (San
salvador, Honduras y Guatemala) en su escape
y refugio en las ciudades de los Ángeles y California de Norteamérica, producto
de la guerra civil acontecidos en los años 80 en estos respectivos países. En estos refugios establecieron estilos de
vida de corte delincuencial para su sobrevivencia y mecanismos de defensa contra
el execrable racismo, la exclusión
social y el desprecio de los blancos anglosajones sobre los “cobrizos”
desterrados en estas villas de reducción.
Posteriormente, frente a la incapacidad de
resolver este conflicto social y para librarse de este problema generados por
los inmigrantes centro americanos, las autoridades norteamericanas aplicaron medidas drásticas de
políticas de deportación y antiinmigración repatriándolos a sus lugares de origen, principalmente
de miles de jóvenes salvadoreños. Estos jóvenes en su retorno crearon guetos
(villas de miseria) y/o zonas liberadas
bajo su control y dominio para ser utilizadas más tarde por los grandes
carteles del narcotráfico en su afán de trasladar y distribuir la droga y otras
operaciones subyacentes. Alianza táctica de terror entre grupos delincuenciales
complementarios para su consolidación financiera y de sostenimiento. Es así,
como hasta la actualidad vienen operando al margen de la Ley extorsionando,
cobrando cupos y otros impuestos de terror.
Este fenómeno de dimensión internacional está considerado por algunos
especialistas, como neoterrorismo urbano.
En fin, esta pequeña introducción nos servirá
de base para plantear algunas diferencias y aclarar mal entendidos sobre formas
de iniciación entre las “pandillas” mareras centro americanas y las “pandillas”
peruanas:
1.- Por un lado, los ritos para ingresar a los
maras “Salvatruchas”; es que cada pandilla tiene sus reglas de funcionamiento.
Aunque siempre se refieren a la igualdad en el grupo, pueden ser más o menos
jerárquicas. Así, los jefes son reconocidos mientras demuestran las cualidades
que favorecen al grupo y negocian a favor de toda la pandilla.
El ritual de admisión posibilita reconocer si el miembro es capaz de cumplir lo que el grupo requiere. Para una mara es importante: fuerza corporal, habilidad, rapidez de reacción, y estar preparado a los peligros.
La mara “Salvatrucha”, por ejemplo, elige un número de compañeros que agreden al nuevo durante trece segundos esperando que este se sepa defender. En la Mara Dieciocho son 18 segundos. En el caso de las mujeres, el ritual de admisión tiene variaciones. Se les exige que lleven a cabo peleas, pero también existe la práctica de “el trencito”, es decir tienen que brindar servicios sexuales a los miembros masculinos de la banda. Después de un ritual así la chica es admitida y tiene que contar con más ataques parecidos (http://www.marasalvatrucha.net/2009/11/como-hacer-para-entrar-la-pandilla.html).
El ritual de admisión posibilita reconocer si el miembro es capaz de cumplir lo que el grupo requiere. Para una mara es importante: fuerza corporal, habilidad, rapidez de reacción, y estar preparado a los peligros.
La mara “Salvatrucha”, por ejemplo, elige un número de compañeros que agreden al nuevo durante trece segundos esperando que este se sepa defender. En la Mara Dieciocho son 18 segundos. En el caso de las mujeres, el ritual de admisión tiene variaciones. Se les exige que lleven a cabo peleas, pero también existe la práctica de “el trencito”, es decir tienen que brindar servicios sexuales a los miembros masculinos de la banda. Después de un ritual así la chica es admitida y tiene que contar con más ataques parecidos (http://www.marasalvatrucha.net/2009/11/como-hacer-para-entrar-la-pandilla.html).
Igualmente sobre este caso, otros especialista
del ciberespacio sostienen en sus respectivos “blogger” electrónicos,
manifestando lo siguiente: “La pandilla
cuenta con ritos de iniciación tanto para hombres como para mujeres: Los
hombres deben soportar palizas dadas por los demás miembros que llegan a durar
solo 13 segundos, o ingresar a un barrio "enemigo" y matar a un
miembro rival. Las mujeres también suelen ser brincadas y una vez aceptadas
tienen tanto a la protección de la mara como que acatar las decisiones de los
hombres. El papel de la mujer en la mara ha variado de ser simplemente la novia
o la mensajera a tomar parte activa en los ritos de iniciación e incluso cobrar
vidas. Las mujeres son incluso más violentas que los hombres” (http://es.wikipedia.org/wiki/Mara_Salvatrucha#Ritos).
En
consecuencia, dentro de los ritos requeridos por los maras “Salvatruchas” no existe
ninguna regla en donde se exige que el nuevo adherente tiene que matar a un miembro de su familia
(padre, madre, hermanos y otros parientes) para pertenecer a la maras. Por
tanto, desde mi punto de vista, esta información es una invención tendenciosa,
distorsionada y de mala fe de la prensa amarilla y sensacionalista de nuestro país
y que tiene como principal objetivo el de promover “sin
querer queriendo” más violencia por el supremo y todopoderoso rating” y el
mercantilismo hambreado de poder, enalteciendo apología extrema y retorcida sobre violencia
juvenil en el Perú.
2.- Por otro lado, las pandillas peruanas; si
bien es cierto, que han asimilados patrones subculturales de sus similares internacionales,
como los Maras “Salvatruchas” (MS-13), Maras 18, “Ñetas”, Comando de Capital
PPC (Brasil), Zhu Lien Bang (Taiwán) y “Mungiki”
(Kenia – África). Las principales causas
para su incorporación a las “pandillas”, son la desocupación y el desempleo (de
esquineros a pandilleros), la miseria y pobreza, la desintegración y violencia familiar,
la falta de oportunidades y la imitación de conductas de patrones de
delincuentes mayores. Por lo menos, estos son causas y factores referenciales de la mayoría de “pandillas” peruanas y sus
miembros están conformados
principalmente por adolescentes y jóvenes que promedian los 17 años de
edad; salvo las “barras bravas”, en donde se puede encontrar reducidos desadaptados treintañeros con ciertas conductas
psicopáticas so pretexto de defender colores y símbolos deportivos. Mientras que,
en los Maras existen muchos miembros
mayores de edad y subsisten aprovechándose de coaliciones delincuenciales involucrados
principalmente dentro del narcotráfico.
En efecto, puedo afirmar que el “pandillero”
Chalaco (Callao) (Oscar Barrientos Quiroz de 19 años de edad) presunto parricida debe tener otras razones y
motivos de índole familiar para asesinar a su padre. Labor fecunda para reajustar
estudios sociológicos, antropológicos y psicológicos y una corrobación más exhaustiva sobre el
caso. Fundamentos que traerían por los suelos la pretendida fabricación por la
prensa amarilla peruana de la posible actuación de maras “Perucocholos” en alusión al nombre de los
maras “Salvatruchas”. Estos últimos en su mayoría son originarios del Salvador y su denominación
provendría posiblemente del gentilicio
“SALVATRUCHO”. Burda imitación que no se debe dejar pasar en nuestro
país para protección de nuestros adolescentes y jóvenes; por la cual, se
requiere en lo inmediato y que en forma seria
y responsable se apliquen políticas públicas de juventudes fundamentalmente en
los distritos más vulnerables de nuestro país.
Además, en
nuestro país el pandillaje tiene otras raíces y otras formas de expresarse.
Aquí las “pandillas” mayoritariamente son de barrio; a excepción de algunos
casos, como del Callao y la ciudad de Trujillo, que se han convertido en bandas
organizadas del crimen para el control de ciertos territorios y aliarse con los
comerciantes de drogas, el cicariato, cobro de cupos y la extorsión.
Frente a estos últimos hechos delincuenciales,
es preocupante que la delincuencia común siga ganando terreno y se pierda el
control de la seguridad ciudadana en nuestro país. En estos últimos años se ha intentado aplicar medidas sobre control
interno desde el Estado peruano, como la “Distritalización de la Policía
Nacional del Perú” que fue un rotundo fracaso. Y actualmente se han conformado
distritos pilotos de seguridad ciudadana con la compra de los “francos” de cientos
de policías. Es el caso del distrito de Comas, que no se percibe ni se siente
los cambios desde su implementación.
Comas, tiene más de 550 mil habitantes y solo
cuenta con aproximadamente 600 policías; es decir un policía para casi 1,000
habitantes, tiene 30 unidades de patrullaje y una logística precaria para
brindar un adecuado servicio de seguridad ciudadana. Esta realidad concreta es ajena
y atentatoria frente a la seguridad pública distrital y va en contra de todas
las recomendaciones que establecen los organismos de seguridad ciudadana a
nivel mundial (1 policía para 200 personas).
Actualmente, ¿Qué es lo que más nos preocupa en nuestro país sobre seguridad
pública? Indudablemente, las
operaciones siniestras de la banda de mercenarios abortados del otrora PCP “Sendero
Luminoso” y conducidos por el clan de los QUISPE PALOMINO, quienes tienen liberado
la zona del VRAE (Valle de los ríos
Apurímac y Ene) protegen el control, el acopio, la producción y la
comercialización de la droga y, a los cocaleros y las rutas de transporte.
Banda mercenaria y pseudoideologizada con fraseologia comunistoide que tienen al
filo a las Instituciones de la seguridad interna de nuestro país. Mi preocupación es que en el futuro, estos
criminales del terror en su probable fracaso y pérdida de control de estas
zonas pueden captar e incorporar a “pandilleros”
y “ex pandilleros” para entrenarlos y
enfilarlos a su causa dentro de las ciudades más principales del país. Este
hecho, no es nada nuevo a nivel internacional porque existen experiencias como
el de México, donde los “Zetas” y los narcotraficantes se aliaron para
fortalecer el control de las drogas en ese país o como en el pasado en la
ciudad de Medellín en donde Pablo escobar creo su feudo y puso en jaque por más
de 10 años ha esta ciudad colombiana.
En estos dos últimos años, en el distrito de Comas
se puede percibir una disminución de la operatividad de las “pandillas”; si no se
han desactivado, por lo menos se encuentran neutralizadas y los jóvenes
empiezan a buscar otras alternativas referenciales de espacio juvenil. Por el contrario, según reporte
policial de la jurisdicción comeña, se ha incrementado la delincuencia común con
la participación de jóvenes en la modalidad de “robos al paso” (robo de celulares,
cámaras digitales y otros) en muchos de estos casos con la complicidad de los conductores
de moto taxistas del distrito.
Por rodo lo expuesto, es necesario que nuestras
autoridades locales, regionales y nacionales del nuestro país deben promover la
gestión de políticas públicas de juventudes de calidad, transparentes,
democráticos y de inclusión social
dirigidos para los adolescentes y
jóvenes, y exigir que se transfiera el 1 % del FONCOMUN para implementar programas,
proyectos y actividades juveniles principalmente de corte preventivo para su
contribución de crear un Estado fuerte e inclusivo que proteja a esta inmensa población
de nuestro país.
Bach. Alfredo Chávez Olivera
Fuentes electrónicas:
1.- ¿ Cómo hacer para entrar a la Pandilla ?
2.- Maras salvatrucha (ritos)
http://es.wikipedia.org/wiki/Mara_Salvatrucha#Ritos
3.- Pandillas los Maras “Salvatrucha” y M18
http://vidadelasmaras.wordpress.com/